En ETB suelen poner películas los martes y el genial Félix Linares nos informaba sobre actores, directores, guiones… toda la parafernalia que hace funcionar el séptimo arte.

No me cabe ninguna duda, por declaraciones recientes con motivo de su marcha, que era y es empedernido estudioso de la condición humana. En cierta ocasión no pude evitar echar mano a la libreta y describir mi opinión sobre lo visto en pantalla. La tentación de mandarlo por carta fue apagándose conforme pasaban los días. El tema era escabroso. Me faltó valor. Pero lo conservo a lápiz, como se hacía antes.

En aquellas fechas pusieron La caza del Octubre Rojo interpretada por Sean Connery. El bueno de Félix se explayó, era lo suyo. Pero siendo tan meticuloso olvidó un detalle importantísimo, por tal motivo me decepcionó. En el transcurso del film no queda claro por qué un alto oficial de la armada rusa, Marko Ramius, regala a los norteamericanos el último modelo de submarino nuclear creado en los astilleros de Murmansk en plena guerra fría.

Meses antes de la botadura, su esposa Natalia Bogdanova fue ingresada en un hospital con cierta dolencia. En principio dijeron los galenos que era apendicitis. Mientras discutían quién le intervendría, pasaba el tiempo. Falleció. El diagnóstico estaba equivocado. El militar exigió responsabilidades y justicia. Las explicaciones y argumentos que le dieron no le convencieron. Los cirujanos tenían grandes influencias en la alta esfera política. Nada de esto se refleja en la película.

En la mente del comandante iban y venían ideas alimentando la furia. En alguna de las secuencias se hace alusión a ella mostrando fotografías. Pero nada se dice de qué murió. Dolorido, desconsolado por el comportamiento de la Rodina (Madre Rusia) decidió castigarla donde más le doliera.

La trama está basada en un libro de Tom Clancy. Del citado autor, crearon varias películas, entre ellas la mencionada. Los que gustamos de la lectura (lo he leído tres veces) nos llevamos grandes decepciones. Ya lo he dicho en más de una ocasión. No me voy a repetir. Qué le vamos a hacer.

Dasvidania (adiós en ruso)