En una amena, didáctica y provechosa conversación con los hermanos Mikel y Patxi, propietarios de la tienda de artículos religiosos Martínez Erro sita en la Bajada de Javier, me descubrieron que la Virgen del Pilar es navarra.

Efectivamente, como bien lo ha estudiado el docto fiterano, profesor de la Universidad de Navarra, Ricardo Fernández Gracia, la querida y venerada talla de la Virgen del Pilar de Zaragoza es una imagen que se talló gracias al mecenazgo de la reina Blanca de Navarra. Sin duda su trono está en Zaragoza, pero su influencia llega con fuerza hasta nuestra tierra. Además, son múltiples las tallas e imágenes que se veneran en muchas iglesias y ermitas de nuestra geografía. Y la Corte de Damas y Caballeros del Pilar también es fundación de doña Blanca.

Singularmente la veneramos en su preciosa réplica entronizada en la iglesia de San Nicolás de Pamplona.

Recuerdo con nostalgia cuando mi abuela Felisa, casada con Vicente de Lekunberri (cuya patrona es la Pilarica), nos llevaba a la solemne novena del Pilar en la citada parroquia. A su vez, la primera vez que visité la insigne basílica zaragozana siendo un preadolescente le prometí a la virgen estar siempre sujeto a su Pilar.

Puedo decir hoy en día dando gracias a la Santísima Virgen que su Pilar está en mí muy anclado y que, a pesar de las tormentas, riadas, debilidades y carencias, me sigo arrimando a ella en los momentos difíciles y ella me sostiene cuando creo caer.

Virgen del Pilar, guarda especialmente a la Iglesia y sostén al papa Francisco. Podremos cambiar los mantos que la adornan, pero tanto la iglesia como su Pilar seguirán firmes e inconmovibles por toda la eternidad. ¡¡Cantad himnos de honor a la Virgen del Pilar!!