No entiendo de arte, pero las circunstancias de la vida han hecho que acaben en mis manos las obras ganadoras de los concursos de pintura que en su día organizó la extinta Sex Haizegoa. Tras el cierre del negocio en el que las diez obras se exponían al público, se nos ocurrió ofrecerlas al Ayuntamiento de Pamplona para su colección. El verano pasado acudió al local el Sr. J.M., del departamento de Cultura, y tras valorar positivamente la colección nos dijo que tenían interés en ella pero que al estar recién formado el ayuntamiento convenía esperar un poco. Pasaron los meses y hace unas semanas intenté ponerme en contacto con el Sr. J.M. por medio del correo a través del cual nos habíamos comunicado y también por redes sociales, pero sin obtener respuesta alguna. La semana pasada llamamos por teléfono al departamento de Cultura del Ayuntamiento y no pudimos hablar con el Sr. J.M., pero una persona muy amable puso mucho interés en el tema y nos garantizó que le haría llegar el mensaje. Ante la ausencia de respuesta, y con la premura de tener que desalojar el local que almacena las obras, esta semana volvemos a llamar y conseguimos que el Sr. J.M. se ponga al teléfono y nos comunica que “estaba a punto de llamarme” (Ja!) y que no le interesa la donación. Al preguntar por los motivos del rechazo nos responde que “la falta de calidad”. Puesto que en su día él hizo una valoración positiva, le preguntamos qué había cambiado y la respuesta fue que se había decidido en comisión. Entonces preguntamos a ver cómo habían valorado la calidad de la colección el resto de personas que habían tomado la decisión y nos dijo que por las fotografías que él había tomado. Ante nuestra sorpresa por haberse decidido la calidad de las pinturas por fotografía, el Sr. J.M. hace alusión a que solo algunas de las obras tendrían calidad y nosotros ofrecemos esas obras que les parecen de nivel aceptable, pero la postura no cambia y no las aceptan.

Esta ha sido mi experiencia. En los treinta años que me he movido en en el mundo del sexo muy a menudo he vivido el trato diferente por pertenecer a él. Ese mundo que tanto interés despierta en tanta gente pero que la presión social hace que haya que intentar que no se note.

Así es que no dejo de preguntarme si en la decisión que ha tomado el ayuntamiento se ha tenido en cuenta que la colección ofrecida es cultura popular, que entre las obras hay artistas locales a los que se puede apoyar, y que además no le cuesta dinero a la ciudad. Y me pregunto también si se ha tomado la decisión del rechazo de la colección por eso, por ser arte erótico.