a historia se repite casi cada invierno y cada año resulta más inexplicable que el anterior. La nieve, tan propia de estas fechas, tan hermosa, necesaria y vital, forma parte de nuestro paisaje y condiciona la manera de vida en los pueblos de la montaña. Siempre ha sido así y no dejará de serlo, pero lo que si tiene que cambiar es que la nieve acabe siendo un problema allí donde debería haber soluciones. Era previsible que tras el boom de la montaña vivido en el verano, con las ganas de aire libre que nos dejó el confinamiento, la llegada de la nieve iba a provocar otro efecto llamada, como así ha sido. Todos y todas, desde el pueblo o la ciudad, queremos disfrutar de los días mágicos y blancos, aunque eso puede provocar atascos y problemas de tráfico, accidentes y sustos, siempre que no se salga suficientemente preparado. Pero es que incluso si vas preparado te puede pasar que te veas en una como las que se han vivido este pasado puente, que te quedes aislado sin más ayuda que tirar de pala en algunos puntos de máxima afluencia en días festivos como las inmediaciones del refugio de Belagua recientemente inaugurado. Estamos a comienzos del invierno y hay tiempo de rectificar, porque con el cierre perimetral no parece que la movilidad vaya a bajar por mucha nieve que caiga. Pero incomunicarse hoy en día no es solo quedarse aislado por la nieve, que al fin y al cabo casi siempre tiene un punto de aventura placentera, sino perder la conexión con el exterior, o lo que es lo mismo, quedarte sin Internet y sin telefonía fija. Y eso sigue pasando en el Pirineo. En los tiempos de la intercomunicación, de las miradas puestas en el 5G, de la transformación digital, del teletrabajo, de la formación on line, de los zoom como sustitutivo de las reuniones presenciales... hay una zona de Navarra que sigue en desigualdad por las malas conexiones viendo como se agranda la brecha digital que esta pandemia ha hecho todavía más evidente. Las necesidades en los pueblos también han cambiado y hay que atenderlas. No son solo postales, son opciones de vida. Por eso es importante tener abierto el camino hasta tu casa, pero no lo es menos el tener la seguridad de que vivas donde vivas estás conectado con el resto del mundo, que puedes vivir y trabajar en igualdad de condiciones. Es tiempo ya de soluciones digitales si queremos un Pirineo en On, en el que se garantice una conectividad de calidad para el 100% del territorio como un derecho esencial de la ciudadanía. El Pirineo no puede quedarse en blanco.

Estar incomunicado hoy en día no es solo quedarse aislado por la nieve, que al fin y al cabo tiene un punto de aventura placentera, sino quedarte sin Internet