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Editorial

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Cifra de paro con perspectiva

Los datos de paro registrado en el mes de julio animan a un diagnóstico más profundo que la mera evolución de inscritos y debe conllevar un análisis de las vías de estabilidad y calidad del empleo

Cifra de paro con perspectivaFreepik

La foto del desempleo registrado en las oficinas del SEPE y Lanbide en el mes de julio ofrece elementos de diagnóstico que van más allá de la mera profusión de cifras. Según éstas, el mercado laboral ganó tímidamente empleo en el Estado durante el mes de julio y lo perdió en los territorios forales. La perspectiva es imprescindible para que el análisis sea certero. Según ésta, tanto la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) como la Foral de Navarra continúan mejorando en referencia interanual hasta afianzar a ésta última en mínimos de paro y a la primera sumando su décimo mes consecutivo con descensos interanuales.

En cualquier caso, la sensación de que se ralentiza la creación de empleo alcanza al conjunto del Estado y de la Unión Europea. Entornos de incertidumbre económica no aportan vigor a la economía, se contrae la inversión y el mantenimiento del empleo ya es en sí mismo un activo pero no deja mucha opción para crear nuevo. En el Estado, en los últimos dos años se habrían creado casi un millón de puestos de trabajo que han servido, fundamentalmente, para mantener una ligera tendencia al alza, pero ha ido acompañado de un incremento paralelo de la demanda de trabajo en número casi equivalente. Con algo más de dos millones de inscritos en oficinas de empleo, los demandantes, según encuestas de población, los duplican prácticamente. La primera reflexión conlleva entender los efectos de la última reforma laboral en el Estado. Ha servido para reducir la temporalidad y también para desestacionalizar en buena medida las contrataciones por sectores –no del todo, en tanto la educación sigue reproduciendo una pérdida de empleo al finalizar el curso–.

Pero también aflora que el efecto de los modelos sustitutivos de los contratos temporales –los fijos discontinuos– no se acompaña de una mayor estabilidad y calidad que sirva para reducir el número de demandantes: existen personas con contrato que siguen buscando empleo y unidades familiares en las que todos sus miembros lo demandan en tanto los ingresos de uno o dos empleos en ella no son suficientes. Las políticas de mejora del mercado laboral en calidad y estabilidad pueden corregir distorsiones normativas, pero no soportará la simplificación del debate de salario y jornada. La actividad sigue siendo la clave que crea empleo.