Ya no sabe uno cómo titular. Vamos por el tercer día consecutivo de columnas defendiendo el espionaje como deber patriótico, al tiempo que se practica la mofa a los espiados y se les acusa de victiministas. O, como se lleva ahora, se les tacha de ofendiditos. Es lo que hace Carlos Herrera en ABC: "La cosa está dando para bastante porque Aragonès y otras inutilidades quieren expresar su ira de ofendiditos en la misma capital de España, poniendo incluso en aprietos al Gobierno de Pedro Sánchez, al que de momento le ha dado una risa vacilona. (€) Toda esa chusma ha sumido a Cataluña en una profunda decadencia. Y ahora quieren volver a ser víctimas, su único oficio conocido".

También en el vetusto diario, Agustín Pery busca un enfoque una gotita más original. Por supuesto, no deja de espolvorear la letanía del victimismo, pero va un paso más allá y pide a los espiados que celebren haber sido espiados: "Lo que debería enorgulleceros es justo lo mismo de lo que nosotros, los imperialistas, tenemos que avergonzarnos. Os explico. Espiaros es prestaros atención, dedicaros tiempo, tomaros al fin en serio. Lo sonrojante es que no sepamos o peor, no queramos, sacarle provecho a tanto dispendio. Eso es lo descacharrante, que el Estado invierta dinero y todos los esfuerzos en hacerse con la tecnología más avanzada para combatir el crimen, un golpe de Estado lo es, y no haga cabalgar a Pegasus ante tamaña amenaza para así adelantarse a los delincuentes, desarticular a la banda, descabezarla y evitar que su capo se fugue en un maletero para hacer las europas".

No le falta originalidad tampoco al desbarre de Emilio Campmany en Libertad Digital. Su tirabuzón para atizar al PNV es para escuela de circo: "Lo más gracioso de la barahúnda montada a raíz de las revelaciones de que sesenta y tantos políticos golpistas han sido espiados gracias al programa Pegasus es que no ha escandalizado a nadie, ni siquiera a los espiados. Miento. Ha incomodado a los separatistas del PNV por tener sólo a dos vascos en la lista y encima ser de Bildu".

En el mismo medio, Antonio Robles vuelve al carril del victimismo, qué menos que espiarlos, ellos hacen cosas peores, y me llevo una: "¡Qué gente más ridícula! Ploramiques, llorones, insoportables en la impostura. ¿Qué esperaban que hiciera el Estado? ¿Qué se dejara violar por cuatro burgesos oprimits...? ¿Hasta cuándo aquesta gent tan ufana i tan superba, la primera en acosar, vigilar, investigar y excluir desde la escuela a la más modesta asociación cívica no nacionalista, irán de lloronas por agravios que ellas, y solo ellas recrean para violar impunemente la soberanía y derechos de todos los españoles".

El (por ahora) último rezagado en incorporarse a la vaina es Raúl del Pozo. Resulta llamativo que primero se pone serio y dice que la cuestión es grave porque afecta a la calidad democrática y blablablá, pero enseguida saca la brocha gorda y anota lo que viene en el argumentario oficial: "Los separatas gritan: «España nos roba y nos espía». Diez partidos cómplices del Gobierno exigen una comisión de investigación y amenazan con romper con el Ejecutivo que, como ha recordado Puigdemont, depende de los votos independentistas. El Gobierno ha mandado un recado a sus aliados: «Aquí no se espía fuera de la ley». Le faltó decir: no se espiaba a la disidencia, sino a la sedición".

La Razón, hoy con Pedro Sánchez

El otro asunto inspirador de columneros ha sido, como pueden imaginar, el fotoviaje de Pedro Sánchez a Kiev. Les libero de la mayoría de las cargas de profundidad, y les sirvo unas pizquitas de dos de ellas. Ambas en la última página de La Razón, una encima de otra. Y ambas, elogiosas hacia Sánchez. La primera la firma el propio director, Francisco Marhuenda. Eso sí, gasta unas cuantas palabras en justificarse: "En esta ocasión no se puede criticar a Sánchez por su acertado viaje a Ucrania. Me ha parecido siempre un error cuando se afirma categóricamente que alguien lo hace todo mal. Es un exceso dialéctico propio del frentismo que se vive en la política española desde hace algún tiempo. Sánchez ha transmitido a Zelenski el apoyo español y aprovechó para anunciarle el envío de 200 toneladas de equipo militar en el buque español «Ysabel». No hay duda de que la inmensa mayoría de la población apoya que ayudemos a Ucrania, aunque tenga un importante coste económico".

Justo debajo, el fundador y primer director del diario azulón, Luis María Anson, repica el apluso: "Y bien. Pedro Sánchez ha acertado plenamente al visitar Kiev, subrayando el rechazo de los españoles a la atrocidad de la invasión de Ucrania y a la guerra desencadenada por Putin con repugnante ferocidad. Sé que el sectarismo excluyente, que niega el pan y la sal, hablará de postureo y de obsesión por las imágenes gestuales, al referirse a la visita de Sánchez a Ucrania, cuando España reabre su embajada en Kiev".