Kaixo, papá, zer moduz zaude?

Hace poco en el parque de Irubide me encontré con Olentzero y me dijo que se había perdido. Le dije que estuviera tranquilo, que estaba en la Txantrea. Fuimos paseando poco a poco y quise que conociera el Mortirolo. Él me dijo que le sonaba, que creía que estaba en Italia. Yo le contesté que aquí también había otro. Pasando los caballos de Goñi divisamos un puente y al terminar de atravesarlo llegamos al Mortirolo. Mientras lo subíamos, teníamos que ir despacio porque él está un poco gordito, le pedí unas cuantas cosas: que a las personas no les quiten sus casas, que no realicen la obra del vial, que regresen los presos a sus casas, que no nos registren y quiten las bufandas cuando vamos al Sadar a animar a nuestro equipo, que los gobernantes dejen de hacer recortes, que Barcina se coja unas vacaciones navideñas indefinidas, que se acabe esta maldita crisis, que el equipo de fútbol de La Única se mantenga en 1ª División, que Osasuna llegue a la final de Copa, que siga viendo crecer a mis dos sobrinos con alegría y salud, que las personas dejen de pasar hambre...

Cuando casi llegamos al final del Mortirolo, Olentzero me dijo que iba a intentar complacerme en lo que le había pedido, pero que tuviera calma. Le comenté que antes de que fuera a descansar para preparar los regalos de los niños pamploneses, entrara en el bar Taurino, donde Juanjo, Patxi, Ramón y el magnífico equipo de cocina le atenderían gustosamente. Olen-tzero aceptó y se despidió de mí con un gran abrazo.

Agur papá! Gero arte!

Que Olentzero sea muy generoso contigo y con tus amigos. Agur!