ás allá del condenable arrebato violento de su marido Will Smith durante la gala de los Oscar en Hollywood me quedo con la cabeza rapada de una siempre impresionante Jada Pinkett. La actriz estadounidense, de 51 años, lució glamurosa su calva para visibilizar el problema de la alopecia femenina que sufren muchas mujeres y, a su vez, acallar rumores sobre posibles enfermedades. Días antes de la ceremonia asumía que le importaba "un carajo" lo que la gente dijera en un vídeo colgado en TikTok. Como mujer de raza negra le gustó siempre su cabeza "rebelde y rizada" pero tuvo que pelear en Hollywood "cuando yo surgí" con una "apariencia lo más cercana posible al cabello europeo". Quien también es productora y compositora tapaba al principio su cabeza con turbantes pero hoy se siente más libre que nunca. Los médicos desconocen la causa de su alopecia pero ella sospecha que puede ser por el estrés y una enfermedad autoinmune. Su ejemplo ha hecho que muchas mujeres se sientan más seguras con su imagen y abandonen pelucas, sombreros o salgan a la calle sin vergüenza. Son muchas que pierden pelo con el embarazo, la pubertad o la menopausia, o sea, cambios hormonales. Como también son muchas las mujeres que pierden su cabello a causa de los tratamientos de radio y quimio a causa de diferentes tumores. A ningún hombre se le mira mal por estar calvo, las mujeres sin embargo sufren más complejos por la presión sobre su imagen. Acierten si no a poner calvos, atractivos, sexys y hombres, también mayores de 50 años. Y si ponen calvos y sexo las combinaciones son flipantes.