Desde la prohibición total del uso de teléfonos inteligentes en la escuela hasta la apertura absoluta al uso moderado de teléfonos inteligentes en el aula con fines educativos. El dispositivo móvil se considera una herramienta pedagógica para modernizar las escuelas y estar al día, pero también una fuente de distracción para los alumnos, cuando no un peligro.

1.- El teléfono móvil es ya una herramienta de la vida cotidiana y no puede dejar de tener cabida en un lugar como la escuela. Hasta puede ser que su uso en el aula pueda ser una oportunidad para modernizar las escuelas y sus instalaciones, una oportunidad para acercar un lugar serio y rígido al mundo lúdico y creativo de los niños, adolescentes... Una herramienta que ayuda a las instituciones en su función principal de enseñar a las nuevas generaciones.

O, por el contrario, hay quien dice que el teléfono móvil puede representar un gran riesgo para las nuevas generaciones. El abuso de su uso provoca verdaderas adicciones, alumnos cada vez más distraídos y una limitación de la creatividad y las habilidades. Además, las escuelas tienen otras prioridades.

2.- El uso excesivo del teléfono móvil es un riesgo para la salud, y sus radiaciones son potencialmente cancerígenas. Crea problemas en las relaciones y conduce a verdaderas adicciones que deben abordarse con la máxima determinación. Además, las escuelas tienen otras prioridades en las que invertir. O, por el contrario, hay quien afirma que el peligro para la salud que supone el uso del teléfono móvil no está demostrado por ninguna investigación científica y, en cualquier caso, los educadores podrían hacer un uso moderado y pertinente de ellos en el centro educativo.

3.- El uso de los teléfonos móviles en el aula puede ser útil para abordar los riesgos de la red y el ciberacoso incluso a edades muy tempranas. Internet ha traído consigo diversos problemas como el ciberacoso y las fake news, y es tarea de la escuela educar en el uso correcto de la red y de los teléfonos móviles, mediante una intervención responsable y con fuerte repercusión social. O, por el contrario, hay quien sostiene que los fenómenos como el ciberacoso son problemas reales más que virtuales y requieren un enfoque concreto de la dinámica de las relaciones entre los niños. Internet es el espejo de nuestra sociedad y de nuestras contradicciones.

4.- El teléfono móvil es un valioso aliado a disposición del educador para fomentar el trabajo en equipo y la cohesión en el aula. Hay que subirse a la ola de un invento extraordinario, que representa un gran avance para la humanidad y una oportunidad para la enseñanza. O, por el contrario, hay quien afirma que el teléfono móvil de última generación es, sin duda, una herramienta de aislamiento, y la escuela puede ser un lugar de refugio, donde reencontrar el contacto con la realidad y formar grupos en el verdadero sentido de la palabra, con gestos, acciones, miradas, sin interferencias tecnológicas.

5.- El papel y la autoridad del educador deben salvaguardarse de la embestida de los nuevos dispositivos electrónicos que parece que empeoran el rendimiento escolar y provocan una disminución de la concentración. Hay que salvaguardar la tradición y, de hecho, la escuela puede actuar como lugar de desintoxicación de los teléfonos móviles. O, por el contrario, hay quien subraya que el uso de teléfonos móviles en el aula supone un incentivo para que los educadores desarrollen métodos de enseñanza modernos y adaptados a cada grupo de edad. Así, el aprendizaje puede ser divertido e innovador, respondiendo a las exigencias de una sociedad cada vez más conectada.