Escribimos este texto para afirmar que nos sentimos orgullosos y corresponsables de haber sido capaces de desbloquear el debate sobre el edificio de Los Caídos, tema que lleva pendiente de decisión demasiados años, mediante un acuerdo político de PSN, EH Bildu y Geroa Bai, y que es, por tanto, un acuerdo histórico, que ya ha provocado, como es natural en democracia, reacciones a favor y en contra, de organizaciones políticas, sociales y profesionales.

Y es un acuerdo de mínimos, porque recoge algunas –no todas– de nuestras ideas respecto de qué hacer con este edificio desde la perspectiva de la gestión integral de la Memoria, que Geroa Bai defiende.

Geroa Bai recibió el día 8 de noviembre una invitación para la firma de un acuerdo político, ya consensuado entre PSN y EHB, “para la transformación del denominado Monumento a Los Caídos y la creación del centro de interpretación Maravillas Lamberto”. Un texto para nosotros inaceptable y al que hicimos varias propuestas de modificación para que pudiéramos acompañarlo con nuestra firma. Por eso buscamos un acuerdo que llegara a ser de mínimos.

Nuestra primera y principal propuesta hacía referencia a la propia definición del objetivo del acuerdo: propusimos que el acuerdo fuera y se llamara “acuerdo político para la transformación del denominado Monumento a Los Caídos y la creación de un centro sobre vulneraciones de derechos humanos”. No se nos aceptó.

La sociedad navarra debe ser consciente de que, si no hubiéramos logrado un acuerdo de mínimos, el monumento acabaría quedando como está

En Geroa Bai somos conscientes de la correlación de fuerzas en las instituciones navarras. Nuestra apuesta por una mirada integral de la Memoria para todas las víctimas de la violencia ilegítima e injusta de origen político en el arco temporal de todas las generaciones vivas choca con las visiones de la Memoria de la derecha, de PSN-PSOE y de EH Bildu, que sostienen miradas parciales por las que cada uno de ellos elude alguna de las violencias que hemos padecido en nuestra tierra.

Porque nuestra apuesta era y sigue siendo, en caso de que esa correlación de fuerzas no permitiera el derribo del edificio, como parece ser el caso, la de transformar ese espacio urbano en un centro dedicado a la Memoria democrática y a la denuncia del fascismo y de todo totalitarismo, que ofrezca una lectura crítica de esa etapa histórica, así como de crítica a todas las vulneraciones de derechos humanos, y que traslade a las nuevas generaciones el peligro de todas las ideologías totalitarias y la necesidad de la defensa permanente de los valores democráticos. Propuestas centrales en una mirada integral de la Memoria por las víctimas de la violencia de origen político, que tampoco nos fueron aceptadas.

El cambio de nombre del acuerdo tampoco se nos aceptó. PSN y BILDU siguieron manteniendo el nombre que ellos habían decidido, incluyendo en él la alusión a Maravillas Lamberto, algo que nosotros considerábamos –y seguimos considerando– no muy acertado, por diversas razones. PSN y Bildu nos admitieron algunas –no todas– de las alusiones a vulneraciones de derechos humanos, no así nuestra mención al peligro de las ideologías totalitarias.

Al escrito que nos presentaron con cuatro hitos importantes en lo relativo al monumento, añadimos la mención a las primeras políticas públicas del Gobierno de Navarra, las de la legislatura 2015-2019, destacando entre ellas, el censo provisional de símbolos franquistas y las recomendaciones para la retirada de dicha simbología, en la cual figura la mención a este edificio, que el gobierno de Uxue Barkos había elaborado ya en 2016 y que PSOE y Bildu habían olvidado mencionar –seguramente sin intencionalidad política–.

Otra cuestión que intentamos mejorar fue la referente a la modificación de la normativa legal. Porque a diferencia de PSN, Bildu y también Contigo-Zurekin, en Geroa Bai consideramos que el artículo 35 de la Ley de Memoria Democrática vacuna al edificio frente a cualquier decisión –tanto de derribo como de resignificación– que se tome, tal y como hizo la resolución del Tribunal Administrativo de Navarra de febrero de 2008, que sostiene que el edificio ya está privado de carácter de símbolo franquista, por lo que propusimos añadir que la modificación legal que debiera ahora aprobarse para actuar con total seguridad jurídica, reconociera explícitamente que el valor del respeto a la Memoria democrática debe prevalecer siempre sobre cualquier otro criterio (patrimonial, estético, etcétera). Cuestión que tampoco nos aceptaron.

Pero, por otro lado, el acuerdo a tres propugna un nuevo concurso de proyectos para borrar-ocultar-tapar la cúpula del edificio del skyline de Pamplona, y el ocultamiento de las pinturas de Stolz que la misma alberga y otras acciones concretas más. Todo ello sujeto a un proceso participativo-informativo-pedagógico abierto de debate y consulta ciudadana para su aprobación o rechazo.

Además, el documento acuerda que se abrirán convenios de colaboración entre el Ayuntamiento de Iruña y el Instituto de la Memoria del Gobierno de Navarra que próximamente abrirá sus puertas en el edificio Marqués de Rozalejo.

La sociedad navarra debe ser consciente de que, si no hubiéramos logrado un acuerdo de mínimos, el monumento acabaría quedando como está, que es precisamente lo que quiere la derecha. Por todo lo dicho, consideramos que el acuerdo es ciertamente histórico y de mínimos, motivo por el que Geroa Bai estampó su firma en el mismo, dejando claro que si la ciudadanía defendiera mayoritariamente otra opción generadora de mayores consensos que la que que suscribimos, nosotros la apoyaríamos sin ninguna duda.

Nos alegra leer que el presidente Pedro Sánchez quiere hacer del año 2025 el año de la Memoria. Pero frente a las memorias parciales de la derecha, los socialistas y la izquierda abertzale, desde Geroa Bai seguiremos optando y trabajando por lo que siempre hemos defendido, la gestión integral y democrática de la Memoria frente a todas las violencias políticas ilegítimas e injustas, pasadas y recientes, con sus víctimas y victimarios.

Se lo debemos a todas las víctimas. Se lo debemos a las generaciones del futuro.

Los autores son concejal y exconcejal de Geroa Bai Iruña, respectivamente