El príncipe magiar reclama su trono
Llevaba una temporada aciaga en lo deportivo y en lo personal, pero ha demostrado tener temple para aguantar y esperar con paciencia a su oportunidad. En Gijón le llegó y la aprovechó.
HASTA ayer sólo había disputado 31 minutos en los únicos cinco encuentros de Liga en los que ha tenido alguna participación durante esta temporada, un escaso bagaje para alguien que en su segunda campaña en Pamplona estaba llamado a convertirse en una pieza importante del engranaje rojillo. Teniéndose que conformar con disfrutar de unos pocos minutos de vez en cuando, el húngaro Krisztian Vadocz no parecía entrar en los planes del entrenador en una temporada aciaga para él en lo deportivo y en lo personal. Pero José Antonio Camacho le tenía preparada una sorpresa al jugador, que por lo demostrado en las pruebas físicas está como un toro, y le encomendó dirigir las riendas del equipo precisamente ahora, en un partido clave para determinar las verdaderas fuerzas de Osasuna cuando la competición se aproxima al éxtasis final.
Esta vez sí pudo jugar en Liga y hacerlo desde el inicio, porque la semana pasada también parecía que el húngaro iba a jugar de titular y al final no entró ni en la convocatoria. Aunque Camacho está visto que quiere contar con todos para aguantar hasta el final con energías e ilusión. Y con él tiene claro que va a contar, pese a que la apuesta podía parecer arriesgada teniendo en cuenta que el húngaro apenas había disputado media hora de competición.
su mejor imagen En el Molinón, Vadocz volvió a demostrarse a sí mismo, y a los demás, que sigue siendo muy válido para este equipo; que pese a todo lo que ha tenido que pasar este año (hace poco falleció su padre) tiene argumentos de sobra para ponerlos sobre un césped en apoyo del colectivo. No sólo por el gol que metió, sino por las opciones que puede dar a José Antonio Camacho el hecho de disponer de un jugador capaz de lanzar al equipo con un único toque y con visión suficiente para llegar al área rival con intenciones reales de hacer daño.
Junto a Nekounam, fue el amo y señor del centro del campo durante tres cuartas partes del partido, conformando un muro infranqueable para los gijoneses, incapaces de encontrar una vía abierta para sortear a los peones rojillos de la parcela ancha. Colocado unos metros por delante de Neko, de sus botas salió la primera ocasión nada más comenzar el partido, con una internada por la banda izquierda que acabó con un remate sacado con apuros por el portero de los asturianos.
fácil y al hueco No se le vio nervioso ni precipitado, pese a que por su cabeza debían pasar un montón de cosas después de una temporada casi en blanco que incluso le ha alejado de la selección magiar. Sin duda fue uno de los alumnos más aplicados a la hora de tener en cuenta el consejo de su entrenador para no complicarse la vida ante los gijoneses. Jugó de forma sencilla, al primer toque; control, pase y balón al espacio. La esencia del fútbol.
Pandiani y Aranda pronto descubrieron que iban a tener a un excelente aliado por detrás y no se cansaron de bajar unos metros para recibir balones fáciles. Vadocz dispuso de los espacios que necesita para dar lo mejor de sí -una versión mejorada que con la excepción del partido de la temporada pasada en el Vicente Calderón apenas había mostrado- y no ahorró esfuerzos para apoyar al lateral de turno, principalmente a Azpilicueta por la banda derecha, cuando los de Manolo Preciado querían mirar de cerca la portería de Ricardo. No cometió ninguna falta y sufrió una. Perdió seis balones y recuperó otros seis. En total tocó la pelota en 35 ocasiones. La prueba, pese a derrota, sirve para confirmar que las opciones para el centro del campo han aumentado de cantidad y calidad. Por lo menos...