El ingenioso constructor de frases que es Kutxi Romero aconsejó, durante un encuentro con el futbolista Emiliano Armenteros, que "a Osasune le iría mejor con un poquito de rock and roll en el vestuario". La idea dio para un hermoso titular, pero creo que no pasó de ahí; que en la caseta rojilla no hay himnos de guerra y que en los últimos tiempos tampoco estaba el ánimo para más ritmos que el de algunos lamentos ahogados. Ayer, sin embargo, el encargado de la megafonía de El Sadar interpretó, siguiendo las directrices del líder de Marea, que si el rock and roll no estimulaba al vestuario, habría que meterlo desde fuera poniendo la música de los altavoces del estadio a toda pastilla. Y si hay canciones que recargan el ánimo, ayudan a visualizar objetivos y contribuyen a hacer piña, el improvisado disck jockey eligió un tema tan emblemático como simbólico ante el acontecimiento que venía: No hay tregua, de Barricada. Y así, mientras las cabezas de los futbolistas asomaban por la boca de acceso al campo, el público se sumaba al conjuro: "Es el juego, del gato y el ratón...". No habia mejor forma de exponer la lucha entre el animal futbolístico, la especie dominante desde hace unos años, y una nueva víctima, porque víctimas habían sido las ocho presas anteriores que no salieron vivas de la jaula; ni se puede elegir un grupo cuyo nombre describa con más fidelidad la estrategia del equipo de Javi Gracia. Osasuna levantó esa barricada con un dibujo de 4-4-2 con las líneas muy juntas. Había que tener mucha disciplina, mucho orden, mucha coordinación de movimientos y también bastante suerte para sostener ese muro durante más de hora y media. El Barça, que ya está doctorado en la guerra de trincheras, afrontó la caza sin prisa, buscando la ratonera entre mil piernas, el desliz del defensa, la aparición sorpresiva de sus delanteros... Su entrenador también trató de abrir la muralla con los cambios, pero no hubo manera. Dirán que al Barcelona le faltó chispa, ritmo y llegada, pero para mí en ese no poder de los blaugrana pesa más la exposición de Osasuna, el temple, el creer en que podía ser el primero en amansar a la fiera. El trabajo metódico de Gracia volvió a plasmarse en el rectángulo; son los mismos hombres de un mes atrás, pero entienden e interpretan el fútbol de una manera diferente: la que quiere su entrenador. Fue, en fin, Osasuna el que atrapó al Barça porque Andrés no hizo ni una parada para salvar el empate. Cuando Cesc desaprovechó la única y más clara oportunidad de la noche, en la cabeza de Messi atronaba el estribillo: "...esto empieza a ser un laberinto. ¿Dónde está la salida?". No había; el ratón corrió tanto y tanto que acabó por marear al voraz gato. El rival más débil iba a salir indemne, aunque en la lucha perdiera a un tipo valiente que tiene el cariño y el respeto del osasunismo. Sisi, escucha a Barricada: "Cuando se aprende a llorar por algo, también se aprende a defenderlo". Ese es el camino. Desde la barricada a la victoria. Y a ritmo de rock and roll.
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