La visita a Osasuna del Barcelona, que se marchó de Pamplona más líder de lo que había llegado a la capital navarra, sirvió para que El Sadar registrara su segunda mejor entrada desde la remodelación del estadio. Fueron 21.603 los espectadores que ocuparon alguno de los 23.576 asientos del recinto, quedándose muy cerca de los 21.741 que se congregaron el curso pasado para presenciar un Osasuna-Real Sociedad que terminó con victoria donostiarra (0-2), y superando por muy poco los 21.427 que se reunieron para presenciar el anterior encuentro del Barça en El Sadar, saldado con tablas (2-2).

Que Osasuna recibiera al primer clasificado de la Liga y, sobre todo, que los rojillos vinieran de dos victorias consecutivas y ocuparan antes del partido la quinta plaza en la clasificación son los factores principales para poder explicar que El Sadar registrara ayer su mejor entrada de la temporada, superando los 20.680 que acudieron al Osasuna-Valencia (1-2) de la octava jornada. Y eso pese a que el partido se disputó entre semana y en un horario infame para aquellos aficionados que hoy han tenido que madrugar, circunstancia especialmente desfavorable para los más pequeños, que además se acostaron con derrota rojilla (1-2).

Lo que pintaba como una fiesta en El Sadar comenzó con el ambiente enrarecido por el destrozo de un bar en Iturrama a primera hora de la tarde por parte de un grupo de ultras del Barcelona y terminó con el árbitro recogiendo en el acta el lanzamiento de un objeto. “En el minuto 85 de partido, tras la consecución del segundo gol del equipo visitante, se lanzó un mechero, el cual me fue entregado por un jugador del Barcelona (Pedri). Este hecho se comunicó al Delegado de Campo, activándose el protocolo de lanzamiento de objetos y, tras avisar por megafonía, el partido se reanudó sin más incidencias”, escribió el colegiado Gil Manzano, algo que puede traer consecuencias negativas.