Osasuna nunca camina sólo. Sea donde juegue el equipo rojillo, allá habrá camisetas que den color a las gradas visitantes. Hay desplazamientos sonados, como el realizado a La Cartuja para disputar la final de Copa del Rey, que congregó a más de 20.000 rojillos en las calles de Sevilla, y otros, como los que se realizan en la competición doméstica, que apenas reúnen un centenar de hinchas. Sin embargo, la afluencia de la hinchada navarra en Bélgica superará el millar en las gradas del estadio Jan Breydel de Brujas. 

1.185 kilómetros separan las ciudades de Pamplona y Brujas, los focos de esta eliminatoria previa, y ha habido quienes se han permitido plantear diferentes itinerarios de viajes. Los hay quienes llevan en territorio belga desde el lunes, desplazándose en avión desde Bilbao a Bruselas, destino de turismo hasta que este mismo jueves han llegado a Brujas.

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Fotos de afición de Osasuna en Brujas Javier Bergasa

El tren ha sido otra de las alternativas de viaje y, por último, hay quienes han tomado la decisión de coger manta y carretera y han recorrido en coche el trayecto, para el que han necesitado más de un día, dadas las casi doce horas de diferencia entre las ciudades sin parones en el viaje.   

Esta última vía es la escogida por Pablo López, quien, junto con un amigo y los padres de éste, decidieron plantear un viaje de cuatro días. Salieron este miércoles después de trabajar con el fin de llegar a París para hacer noche en la primera parada del viaje. El jueves, día de partido, y viernes, tienen intención de pasar por Brujas, para seguir visitando Bruselas y Gante antes de volver.