Sin entrar en el debate sobre el estilo de juego de Osasuna, ni tampoco en la forma en la que empató (0-0) este pasado lunes en el Carlos Tartiere contra un Oviedo recién ascendido que alcanzaba la cita en posición de descenso con los mismos puntos que el colista Girona, lo cierto es que el punto que sumaron los rojillos, el primero a domicilio en lo que va de Liga, debe convertirse en un punto de inflexión. Principalmente porque el conjunto navarro vuelve a jugar lejos de El Sadar este próximo sábado y lo hace a partir de las 16.15 horas en el campo de un Sevilla que únicamente suma dos puntos más que Osasuna (13 por 11), la misma distancia que separa al equipo de Alessio Lisci de los puestos que condenan a perder la categoría (11 por los 9 del Valencia, 18º empatado con el Mallorca, que es 17º).

Al entrenador italiano del conjunto navarro le gustó sumar en Oviedo y la justificación está más que clara. Osasuna había disputado hasta este pasado lunes cinco partidos como visitante y en ninguno de ellos había sido capaz de sacar resultado positivo alguno. Cayó primero contra el Real Madrid (1-0) en el Santiago Bernabéu, donde aspiró como máximo a un empate. Perdió después contra el Espanyol (1-0) en el RCDE Stadium, donde entre los errores propios (uno de Catena a puerta vacía) y alguno del árbitro (que no pitó un claro penalti sobre Víctor) se quedó sin premio. Luego le remontó el Villarreal (2-1) en La Cerámica, escenario en el que los rojillos jugaron más de medio partido con uno menos por expulsión de Rosier. Más tarde se produjo la hecatombe de La Cartuja, donde los rojillos se llevaron un 2-0 del Betis en una primera parte para olvidar. Y la última derrota fuera fue el 1-0 en el Metropolitano, donde Osasuna mereció un mejor resultado.

Es por eso que el punto en el Carlos Tartiere se convierte en un punto de inflexión, porque Osasuna no había puntuado todavía lejos de El Sadar y además el empate pone fin a una racha de dos derrotas ligueras consecutivas: 1-0 con el Atlético en el Metropolitano y 2-3 con el Celta en Pamplona.

Entre las notas positivas hay que extraer que Osasuna dejó su portería a cero como visitante por vez primera en lo que va de Liga, aunque de eso también aglutinó gran parte del mérito Sergio Herrera, y además reapareció Aimar Oroz tras mes y medio en el dique seco por culpa de una lesión. Sin embargo, las sensaciones no fueron buenas y por eso también existe un punto de preocupación. Y es que hubo cambio de sistema, con una defensa de cuatro y una doble punta, pero Osasuna apenas remató.