Osasuna se estrena por fin lejos de El Sadar. Lo hizo con un punto en un partido de brega y pelea en el que el balón pasó bastante más tiempo por el cielo ovetense que por el pasto del Tartiere. Pero, mal que bien, el equipo rojillo ya ha quitado la tapa que le impedía sumar fuera de Pamplona.
Budimir pudo hacer que alegría fuese mayor pero su remate de cabeza se encontró con una mano brillante de un Aarón que hizo honor a la fama que se está ganando esta temporada. Pero nada más que en esa jugada, ya que el ataque no rojillo no produjo gran cosa más que ese remate de Budimir y escarceos varios aprovechando la potente zancada de Bretones o la velocidad de Víctor Muñoz.
Alessio Lisci revolucionó a su Osasuna y los rojillos salían por primera vez con línea de cuatro en defensa y con el delantero Raúl García entrando para acompañar a Ante Budimir en el ataque. La variante no aportó gran variedad al juego ofensivo del equipo, aunque sí para el defensivo. Y es que si Osasuna creó poco peligro, el Oviedo fue aún más timorato. Pocos encuentros habrá tenido Sergio Herrera más tranquilos a partir del segundo 40 de partido. Porque en la primera acción, con el público aún sentándose en el asiento, el portero tuvo que evitar que Ilyas convirtiese en gol el primer susto local. Lo que seguramente no se esperase es que después de ese momento, no hubiese mucho más peligro ovetense en todo el partido. Otra acción en la segunda mitad en la que Fede Viñas mandó un remate a unos veinte metros de altura en una acción de claro peligro y nada más.
Lesión de Torró
Ambas escuadras llevaron el partido a una batalla física, llena de duelos aéreos y golpes ya desde el inicio. El encuentro, que ya de por sí no tenía mucho ritmo, fue a menos cuando varias interrupciones se sucedieron en solo diez minutos: primero Nacho Vidal fue atendido por un golpe con su compañero Costas y le tuvieron que curar una brecha, y luego fue Torró el que se lesionó tras un mal apoyo y su lugar lo ocupó Iker Muñoz.
El canterano hizo dupla en el centro del campo con Moi Gómez, quien fue de los mejores del partido. Todo lo poco que se jugó pasó por las botas del mediocentro de Osasuna, que parece haber encontrado una versión renovada cuando Lisci le ha acercado al inicio de la jugada y entra más en juego que cuando jugaba más adelantado.
Vuelve Aimar
Esto va a permitir ver la combinación de Moi y Aimar en el centro del campo una vez el canterano pudo volver ayer tras unos largos 50 días sin él. No lo hizo en el partido más idóneo para sus características, pero ya demostró en un par de carreras que la molesta lesión que ha sufrido es cosa del pasado. Los rojillos lo necesitan para que haga de nexo entre Moi y Budimir o un Víctor Muñoz que en Oviedo estuvo peleón contra un buen Nacho Vidal al que le costó superar pese a su extrema velocidad.
Sorprendió, por otra parte, que Lisci prescindiese de Budimir cuando entraba uno de sus mejores socios, Kike Barja. El italiano volvió a no gastar todos los cambios como ya es habitual en su gestión de los encuentros. Tampoco es que los de la última ventana tuviesenimpacto en el juego.
No pasó más en los minutos finales y el partido acabó con un empate sin goles que no beneficia a ninguno, que mantiene al Oviedo en puestos de descenso -a un punto de la permanencia- y deja a Osasuna, que sacó su primer punto a domicilio, en la zona media baja de la tabla. Pero ya por lo menos se ha quitado el estigma de no haber puntuado lejos de El Sadar. Por algún sitio había que empezar.
        
    
                                            
    
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