En lo que va de año se han producido en el Valle de Egüés un total de 18 robos en comercios y 12 en bajeras, todos ellos en Sarriguren. En 2021 fueron 7. Son cifras que preocupan a vecinos y vecinas, también a los sectores afectados, que han denunciado en numerosas ocasiones esa “falta de seguridad”. En algunos locales han entrado hasta tres veces y las patrullas, por la noche, “brillan por su ausencia”. Cuentan con la colaboración de la Guardia Civil y la Policía Foral, y es que no debe resultar fácil cubrir con 19 agentes locales un municipio de 23.000 habitantes –el tercero en población de Navarra–, en una extensión de 57 kilómetros cuadrados entre los que se reparten hasta 10 concejos. Lo peor es que son cada vez menos. 

Hasta hace cuatro meses conformaban la plantilla 23 efectivos; en septiembre se fue uno y otros tres harán lo propio antes de que termine el año. Afrontarán 2023 con 19 agentes –los mismos que en municipios como Villava o Estella– y con la posibilidad de perder a otros seis, tal y como explica el jefe de Policía Municipal del Valle de Egüés, Íñigo De Carlos. “Ha habido una oposición y 4 compañeros tendrán la opción de irse a Pamplona. Otros dos han sacado el ascenso a cabo de la Policía Foral, por lo que también podrían marcharse. Nos quedaríamos con 13 personas en un municipio en el que, si se aplicara la Ley de Policías –que establece, entre otras cosas, los ratios mínimos por habitante para dar un servicio de calidad– tendríamos que estar entre los 30 y los 40”, señala.

Calle Plaza Mayor de Sarriguren. Javier Bergasa

 

No es lo mismo trabajar en Villava o en Burlada, acotados en 2 kilómetros cuadrados, que tener que recorrer concejos de 700 habitantes como Olaz o un Gorraiz con más de 3.000 vecinos y vecinas, a cierta distancia de un núcleo urbano como Sarriguren en el que conviven casi 15.000 personas. “Hay servicios que se quedan descubiertos y las bajas o las ausencias, estando pocos, también se notan más. No hay bolsa de empleo, no se puede tirar de otras personas y hay noches que no hay patrullas porque no hay agentes”, lamenta De Carlos. Asume que “los presidentes de los concejos y la vecindad nos trasladan que no se nos ve. Llevo cuatro años pidiendo que saquen plazas pero hemos entrado en una dinámica muy negativa: en legislaturas anteriores vinieron aquí agentes de Berriozar, Burlada, Zizur o Barañáin. Ahora se van a otros municipios en busca de mejores condiciones”. La solución, asegura, “es cumplir con la Ley de Policías, dimensionar la plantilla para prestar un servicio adecuado. Con los que estamos ahora harían falta 11 agentes más para llegar al mínimo, pero son decisiones políticas, el problema es político y la respuesta tiene que serlo también”. 

Falta de respuesta

El Ayuntamiento es consciente de ese descontento en la plantilla y en numerosas ocasiones los grupos de la oposición han demandado al equipo de Gobierno de Navarra Suma que tome medidas, al parecer todavía sin éxito. Tanto desde los grupos como desde el colectivo de policías indican que la norma se aprobó –después de meses de idas y venidas y negociaciones– pero no se aplica. “Los ratios y los complementos y retribuciones siguen sin cumplirse”, valora Helena Arruabarrena desde Geroa Bai.

Asegura que “cada vez hay menos efectivos porque el equipo de Gobierno no es que no confíe, es que no apuesta por la policía local. Hay mucho descontento”, explica. Respecto a los robos, lamenta el “efecto llamada. Ha habido mociones y notas en las que se señalaba la falta de medios, y es una realidad. Ni poniendo cámaras de vigilancia ni llamando a la Guardia Civil se soluciona el problema, porque no hay presencia policial. Antes había bicipolis; los críos, en los pasos de cebra, les conocían y les saludaban por su nombre. Hacíamos dispositivos de seguridad, campañas conjuntas con la Policía Foral… Es una pena”. Lo primero, dice, “es solucionar el cumplimiento de la Ley de Policías: hay un conflicto laboral y darle una solución es primordial. Hace falta realizar un trabajo exhaustivo para volver a lo que teníamos, la ciudadanía estaba contenta”.

Desde el PSN Mikel Bezunartea sostiene que la colaboración entre la Policía Municipal y el Ayuntamiento “no es la misma. Ante la no firma de la Ley de Policías algunos han decidido marcharse, sumado al absentismo y a que no se meten horas extra por las discrepancias con el equipo de Gobierno, se quedan turnos sin cubrir –indica–. Guardia Civil y Policía Foral suplen o intentan suplir el servicio pero esa policía de cercanía ya no está. Se quejan los vecinos, se quejan los concejos y los comercios, no hay presencia policial. Es una sensación general”.

Falta, dice, “una planificación del equipo de Gobierno en cuanto a la gestión y la proyección necesaria para tener un servicio de seguridad adecuado a nuestro municipio. En numerosas ocasiones hemos denunciado desde nuestro grupo el nulo interés de Navarra Suma en que funcionen los medios técnicos que tenemos. La gestión con el personal ha sido nefasta y el parque de vehículos que tenemos es muy antiguo. En definitiva, la seguridad no ha sido una prioridad para el equipo de Gobierno: más bien lo contrario”.

Ainara González (EH Bildu) señala que “la única medida para la seguridad de los comercios que ha planteado Navarra Suma es la instalación de cámaras. Nosotras entendemos que esa medida aumenta el control de la población, pero no sirve para solucionar los problemas de fondo. Hay que implementar medidas sociales y apoyar al comercio”.

Desde la agrupación comparten que “tenemos un problema en nuestro valle, no de seguridad sino de gestión de nuestros servicios para con la ciudadanía. Llevamos 6 meses con una mínima y en demasiadas ocasiones nula presencia de policía municipal, el equipo de Gobierno o no quiere ver o no le interesa solucionar este tema que va más allá de los robos, atención urgente en caso de atropellos, violencia machista cuyo dato sí es más elevado que el resto y esto no se soluciona con cámaras. La seguridad es un valor, debemos trabajarlo comunitariamente, reforzando nuestros servicios de atención a la ciudadanía, con prevención, educación, cultura, igualdad e inclusión… La seguridad no depende del gran hermano sino de reforzar la comunidad y nuestros servicios públicos”, explica.

Leire Azcona (I-E), por su parte, asegura que “es evidente que las medidas de seguridad en el Valle de Egüés no están siendo suficientes dado el aumento de robos en comercios y establecimientos de Sarriguren”. El equipo de Gobierno del Ayuntamiento, señala, “ha de abordar un plan de choque para la seguridad ciudadana que contemple una mayor dotación de recursos, una reorganización más eficaz y eficiente de los recursos existentes, así como la colaboración de otros cuerpos de seguridad. No puede ser que el miedo se haya instalado en nuestros comerciantes: Navarra Suma suspende por la gestión de la seguridad”.

Puerta con el cristal roto en el local al que accedieron dos encapuchados la semana pasada. cedida

“Muchos y muy seguidos”

El último local en el que entraron fue en el de Óscar Serrano, propietario de la cafetería La Marquesa, el viernes pasado. Dos encapuchados arrancaron una baldosa de la calle y reventaron el cristal de la puerta a golpes. “Han sido muchos robos y muy seguidos”, lamenta Serrano, que confiesa que se siente “inseguro”. Cuenta con alarma y cámaras de videovigilancia que registraron cómo intentaron arrancar la caja. Se llevaron la recaudación de la lotería y algo de efectivo. “Vino la Guardia Civil enseguida pero yo llamé después a la policía local, sobre las tres y media, y hasta las seis de la mañana no aparecieron. Es preocupante, porque en el municipio hay muchos adolescentes que si tienen un problema no saben a quién llamar. La policía no aparece –denuncia–. Llamas y no te coge nadie. No sé si es culpa de los políticos o de la policía, pero deberían llegar a un acuerdo y ponerle solución".

En la misma calle, la Farmacia de Itziar Alcain fue asaltada dos veces el año pasado en cuestión de tres meses. Asegura que los comerciantes “estamos ya cansados” y que son los políticos “quienes tienen que resolver esta inseguridad”. 

La técnica de la Asociación de Comercio, Hostelería y Servicios del Valle de Egüés, Inma Elcano, recuerda que en agosto “hubo una semana en concreto en la que se produjeron un montón de hechos vandálicos y destrozos en locales. Y cuando lo consiguen en uno lo vuelven a intentar”, lamenta. 

La sensación, dice, es de “inseguridad total”. Hace un par de meses, el pasado octubre, se reunieron con el Ayuntamiento del valle y con representantes de la Policía Municipal, Guardia Civil y Policía Foral para hablar de esta situación, que comienza a ser insostenible. “Demandamos la instalación de cámaras de seguridad para identificar a los malhechores y desde el Consistorio nos comentaron que incrementarían la plantilla, pero de momento no somos conscientes de que estas medidas se hayan implementado”, avanza.