“Tócame el pantalón. Está empapado y he perdido mi zapatilla. Se la llevó el río. Hemos dormido en la calle y, si no llega a ser por la ayuda de Apoyo Mutuo, estaríamos todos muertos. Estamos sufriendo todavía más que de normal con las últimas lluvias y necesitamos que alguien nos escuche”. Es el testimonio de Tariq, una de las más de cien personas que viven y duermen en la calle en Iruña. La mayoría son jóvenes de origen magrebí y reclaman soluciones urgentes ante una situación insostenible y que ha empeorado aún más con las tormentas de los últimos días.  

“Me desalojaron del edificio abandonado de Renfe la semana pasada y estoy en la calle. Estuve tres días en el albergue de Trinitarios y, luego, otra vez sin nada. Ayer dormí en la Avenida de Zaragoza, al lado del río, y estaba todo mojado”, recordaba Tariq en la sede de Apoyo Mutuo, donde decenas de personas esperaban una ayuda desesperada en forma de comida, ropa o mantas. 

Tere González, una de las voluntarias de la asociación, le consigue a Tariq unos zapatos de la talla 41, un pantalón y una manta. “He estado enfermo y hoy no he podido ni comer: tengo el estómago cerrado. La calle es una mierda: hay ratas, basura y ladrones que por la noche te cogen la mochila. Estoy buscando una habitación y no hay ni una. Es una mierda”.

Un joven, en el local de la asociación Apoyo Mutuo. Javier Bergasa

Tariq llegó a Pamplona en 1996, hace más de 25 años. “En 2011 fui a Tarragona para trabajar y, cuando volví, ya no tenía nada. Yo tengo ganas de trabajar: en la construcción, de carretillero, chófer o pintando. Pero vemos que la gente no quiere ayudar. En Trinitarios hay plazas y no nos cogen y el albergue de Villava está cerrado. ¿Por qué hay gente en la calle y está cerrado? Es una vergüenza. Si dejan a la gente dormir, habría muchos menos problemas. Si descansas, vas a tener la cabeza mejor y te puedes buscar la vida. Queremos que haya ayudas de emergencia y, si no, que nos apoyen para encontrar trabajo. Por favor, habla con el Gobierno”. 

“Es imposible ir a clase sin dormir”

Mohammed Ria tiene 29 años, lleva tres en España y ocho meses en Pamplona. “Antes vivíamos en la estación de Renfe y ahora estamos en la calle. El gobierno nos deja dormir solo tres días en el albergue y ya se me han acabado. Estoy estudiando albañilería por la mañana y castellano por la tarde. Hoy no he podido ir a clase porque esta noche no he dormido nada. Ha llovido mucho y he tenido que cambiar de sitio cada hora. Cuando solo has dormido una hora, no puedes estudiar ni hacer nada. Lo primero es buscar comida para sobrevivir”.

Además, el joven agradece la labor de Apoyo Mutuo. “Nos ayudan mucho para conseguir comida, cargar la tarjeta o lo que sea. Venimos aquí a coger comida una vez a la semana. Llevo dos meses empadronado, pero todavía estoy en la calle. No hay ayuda de emergencia ni nada. Estar en la calle es muy difícil. Para los papeles, para comer, para cargar el móvil o la tarjeta o para ducharte. Todo es muy difícil. Tenemos que ir poco a poco, con paciencia”.

Mustafa y Mohammed Amin llevan ocho meses en la calle. “Vas al albergue y te dicen que no, la trabajadora social también dice que no te puede ayudar. Mucha gente está sufriendo y vemos que no quieren ayudarnos. Estuve en Almería cinco años trabajando por 4 euros la hora en el campo, en negro y sin papeles. Mucho peor que mal”, explica Mustafa. 

“Llevo 8 meses y sigo sin empadronar”

“Yo llegué en enero a Pamplona y no tengo aún ni el empadronamiento”, añade Mohammed Amin. “He venido a Apoyo Mutuo para que me ayuden a empadronarme y después buscaré una habitación. Hoy voy a apuntarme también a otro curso de castellano”.

Asis Al Amin duerme debajo de un puente en San Jorge. “Es el único sitio donde no está mojado y no te mira tanto la gente. Aún así, nos hemos mojado mucho”. “La gente te ve y dice ‘mira ese moro, seguro que hace cosas malas’. Y no es así. Hay gente buena y gente mala, como en todo el mundo”, añade Silmadi, un joven de 21 años que también estaba sin zapatos.

“Tú sabes bien cómo se nos ve a los extranjeros”, interviene Hicham. “Es imposible conseguir una habitación. Cuando llamas y dices que eres de Marruecos, te dicen que no. Estoy con la renta, pero no tengo trabajo y no me dan ninguna posibilidad. Estuve durmiendo una semana en la casa de la madre de mi entrenador de fútbol en el París 365 y todo”. 

No poder dormir por la noche condiciona todo su día. “Tengo que estudiar castellano por la mañana y por la tarde y también tengo entrenamiento. Si no has dormido a la noche, es imposible hacer nada”. 

En el caso de Halid, de 25 años, todo se complica por su enfermedad. “Soy diabético y tengo que meterme insulina. Tengo un certificado y todo, pero aún así me han dejado en la calle. La insulina tiene que estar en el frigorífico. He ido al Ayuntamiento, a la Policía y a todos los lados y no me han hecho caso. Hace poco me desmayé en medio de clase y tuve que ir al hospital. Con el calor, la insulina no me funciona”.

“Estudio soldadura y me gusta mucho”

Ante esta devastadora situación, la asociación Apoyo Mutuo trabaja para la inclusión social de los jóvenes. Actualmente, ha tramitado 330 solicitudes para estudiar castellano, ofrece comida y ropa a 224 personas y facilita que muchos de estos jóvenes realicen diferentes cursos como albañilería, soldadura, fontanería o jardinería. 

Por ejemplo, Salaidi, de 19 años, ya está viviendo con otras dos personas en un piso de Apoyo Mutuo en la Rochapea. “Estudio soldadura y me gusta mucho. En un futuro, quiero trabajar de ello y tener mi propio piso”. 

También estaba en la asociación Irias, que hacía de traductor para ayudar a los demás. “Yo estoy durmiendo en una casa, pero más de diez amigos míos están en la calle. Estaban en una bajera en Renfe y no sé por qué les echaron. ¿Dónde van a dormir ahora? Mira cómo están después de haber dormido en la calle. Han pasado todo el día debajo del puente y está todo mojado. Pero, ¿qué van a hacer? ¿Va a volver a su país? No. Estamos en Europa y necesitamos ayuda porque la gente está sufriendo de verdad”.