Un coche, una bicicleta, unos 30-40 jamones y otras tantas vajillas más. Pero también dos robot aspiradores y 4 maletas de ruedas, tipo trolley... Son regalos de la tómbola de este año que esperan dueño o dueña en el almacén de Cáritas. Busquen bien entre sus pertenencias, porque el boleto premiado puede estar ahí. ¿Si no cómo es posible que haya tantos regalos sin recoger? “Es algo que no nos explicamos, pero siempre ocurre así”, explica Ana Urmeneta, responsable de la Tómbola en la que colabora desde hace más de veinte años, quien añade que “a nosotros no nos gusta, la esencia de la tómbola es entregar todos los regalos”.
Además de los premios directos, hay 11 sorteos de vales de 2.500 euros en compras que no se han canjeado: “Eran 23, hemos entregado 12, algo más del 50%, y otros 11 no”. A Urmeneta le da mucha pena, porque “en los últimos años veníamos entregando el 70-78% de los premios sorteados” y este año ha cambiado la tónica, por lo que anima a la gente a comprobar los números.
Mañana, viernes, es el último día para canjear los boletos de la tómbola. El local de la calle San Antón, número 3, bajo es estos días un hervidero de gente que viene y va, rezagados de última hora, y de personas, también, que acuden a ver los números ganadores en el sorteo. Durante este mes en San Antón hay dos personas y otras 2 de apoyo. “Este jueves festivo, no abrimos, pero tienen el viernes para venir, de 9.30 a 13.30 horas. A partir de ese momento, los boletos ya no serán válidos. Pero la gente sigue sin recoger”, añade Urmeneta.
De las 100 bicicletas, queda una sin retirar, pero también es increíble que queden unos 30-40 jamones sin dueño. “Estos días hemos entregado 4-5 jamones, y estábamos contentos, pero quedan muchos más”.
“No nos gusta nada que queden premios sin dar. Si la tómbola no hubiese entregado coches durante años, no estaría vendiendo 2 millones de boletos"
También queda un coche sin retirar. Era un premio directo, y, resulta asombroso, pero no ha sido reclamado. “¿Qué hacemos con él? El coche está en el concesionario esperando dueño, pero nosotros no lo pagamos hasta que no lo matriculamos, y, si no aparece nadie, pues se queda ahí y el concesionario lo vende”, detalla la responsable. El gasto que Cáritas tenía previsto, revierte entonces en la asociación benéfica. Los otros cuatro coches ya fueron retirados por los agraciados y matriculados en Cintruénigo, Barásoain, Tolosa y Zaragoza. Porque lo cierto es que en la tómbola de Cáritas participan también mucha gente de fuera, visitantes muchos de la ciudad durante los Sanfermines, de ahí, seguramente, que haya ganadores de otras localidades navarras o provincias.
El vecino que retiró 49 premios el viernes pasado
Aunque la tómbola se cierra cada año el 15 de julio (este año, sin embargo, se dejó de vender antes, porque los 2.300.000 boletos se agotaron para el día 12), Cáritas Diocesana da un mes de plazo para recoger premios o reúnas, que de todo hay. Pues bien, el pasado viernes, día 9, “una persona canjeó 49 premios directos, además de otros reúnas...”, señala Ana Urmeneta. Son anécdotas que pasan cada edición de la tómbola, la rifa más querida de Pamplona que el año que viene cumple 80 años.
Urmeneta insiste en que para la organización lo ideal sería entregar todos los regalos. “Es que no nos creemos que haya tanto regalo pendiente, cuando la tómbola ha subido tanto en ventas. Es muy habitual que no se recojan todos los premios, pero a nosotros no nos gusta nada. No es bueno para la tómbola porque lo bonito es que la gente se vaya llena de regalos”. Porque, según añade, además de la parte solidaria, los premios son una parte importantísima del éxito de la tómbola: “Si la tómbola no hubiese entregado coches a lo largo de los años, no estaría vendiendo más de 2 millones de boletos”, considera.
Y bien que los vende, porque este año ha registrado un récord en su historia, al quedarse sin boletos para el día 12 de julio. Y eso que hay gente que dice que antes había más premios: “El porcentaje de premios directos se mantiene muy estable año tras año”, confirma Urmeneta. 345.000 este año.
¿Qué se hace con el sobrante?
En general, se guardan todos los artículos para el año que viene: “Se hace inventario y se almacenan en palés, perfectamente documentados”. Aunque luego están los productos perecederos, a los que hay que darles salida: “Son muy pocos, galletas, morenitos, barquillos..., no es una gran cantidad y en Cáritas siempre hay personas necesitadas a las que entregarlos”, concluye.