El Ayuntamiento de Pamplona realizó 3.313 actuaciones entre febrero y abril para reducir la población de ratas y desde septiembre está en marcha la segunda campaña de desratización del año, que incluye algunos de los espacios más problemáticos de la ciudad.
En esa primera campaña anual se utilizaron 264,90 kg de raticida y se revisaron 1.569 tapas de alcantarilla, en algunos casos con reposición de veneno en hasta en 3 ocasiones.
Donde se detectó mayor presencia de ratas fue en los barrios de Milagrosa, Santa María la Real y en la zona del Mercado del II Ensanche, con un 25%, 33% y 27% de consumo de raticida respectivamente, lo que obligó a una tercera vez intervención.
En la detección de focos, además de las actuaciones de oficio del Parque de Desinfección, se atienden las demandas de desratización de la ciudadanía, en puntos concretos de la vía pública y en dependencias privadas.
En lo que va de año se han realizado 1.263 actuaciones en vía pública y 78 en domicilios privados. En este último caso, el Ayuntamiento ofrece un servicio básico y puntual de desratización bajo tarifa.
Las cifras confirman los datos aportados por el concejal delegado Borja Izaguirre sobre las intervenciones realizadas por su área, sobre todo en Aranzadi, un punto problemático que viene de lejos pero que el grupo municipal de UPN saca a relucir de vez en cuando en su estrategia de oposición.
Sistema de alcantarillado
Las desratizaciones que se realizan desde área de Conservación Urbana y Sanidad se centran fundamentalmente en el sistema de alcantarillado, que es el hábitat preferido por la especie.
En ocasiones el problema se instaura en superficie donde las ratas disponen de cobijo y abundante alimento. Estos focos, aunque son menos frecuentes, son los más llamativos para la ciudadanía porque estos roedores se dejan ver y, además, se acostumbran a la presencia humana.
Por este motivo se han realizado en lo que va de año diversas actuaciones, como en la zona verde situada entre Ramón Aguinaga y Concejo de Ardanaz en Mendillorri, donde los avisos vecinales alertaron del problema. Aquí las labores de desratización se iniciaron el 19 de diciembre del año pasado y se dieron por finalizadas el 16 de febrero.
También se ha actuado por el mismo motivo en la zona verde de la calle del Palacio (números 7 y 9) de Mendillorri: en el Soto de Lezkairu (zona verde situada en la calle Isabel Garbayo Ayala) o Casco Viejo (zona verde en Juan de Labrit).
Un caso especial, al tratarse de un espacio prácticamente natural, es Aranzadi, donde las ratas encuentran alimento y zonas de cobijo (cobertizos, montones de estiércol, composteras o gallineros).
En la zona se ha estado interviniendo desde principios de agosto hasta principios de octubre, con escaso resultado como reconocen las fuentes consultadas por este periódico, ya que la normativa no permite colocar cebo permanente en zonas semiurbanas.
Para contribuir en las labores de desratización, se ha procedido a desbrozar y limpiar la zona de invernaderos en dos ocasiones, y puntualmente se recoge la basura que en ocasiones ahí se acumula.
Anualmente, los técnicos del área de Conservación Urbana y Sanidad llevan a cabo dos campañas de oficio, en primavera y otoño, que consisten en la colocación de raticida en el sistema de alcantarillado revisiones y reposiciones de raticida.
Se trata de un sistema que divide la ciudad en 38 sectores, en los que están identificadas un total de 1.569 tapas o registros de saneamiento.
Durante cada campaña se realiza una primera ronda, en la que se levantan todas las tapas y se coloca raticida en el sistema de anclaje que exclusivamente se instaló para este cometido.
Consumo de raticida
A los 15 o 21 días, en una primera revisión, se vuelven a levantar las tapas para comprobar si el raticida se ha consumido. En caso afirmativo se repone y posteriormente se realiza una segunda revisión, en la que se procede de la misma manera que en la primera. El objeto es proporcionar la dosis adecuada para garantizar la muerte de los individuos existentes.
Son venenos que matan lentamente, el objetivo es que sus compañeras, no asocien la muerte a la ingesta, y así se termine con la totalidad de los individuos
El comportamiento y conducta de estos animales hace que estos procesos sean lentos. Son animales extremadamente desconfiados e inteligentes, y esto supone que tarden en iniciar la ingesta de los cebos. Una vez que la rata ha accedido al raticida y ha consumido la dosis suficiente, tarda de 5 a 10 días en morir.
Este biocida tiene acción anticoagulante, de manera que su efecto no es inmediato. Son venenos que matan lentamente, el objetivo es que sus compañeras, no asocien la muerte a la ingesta, y así se termine con la totalidad de los individuos. Por ello las revisiones se hacen a los 15-21 días aproximadamente.
Una vez que comienza la intervención, el único indicativo real de la dimensión del problema es la cuantificación del consumo de los cebos. Así que la retirada se lleva a cabo, cuando deja de haber consumo, momento en el que se presume han muerto todas.
Además, también de oficio, en el periodo fuera de campaña, se coloca raticida en otro tipo de registros (alumbrado e sumideros) y en los puntos de la ciudad donde se detecta presencia de roedores de manera recurrente.