Es probable que a Felipe González no le entusiasme la rebaja en las condenas por sedición que el Gobierno español está trabajando como guiño a ERC. De hecho, el PP se ha apropiado en varias ocasiones de su figura por su distancia con la línea actual del PSOE, pero el expresidente español ha querido echar un capote este sábado a Pedro Sánchez (algo que no sucede muy a menudo) en el acto por el 40 aniversario de su victoria electoral. El socialista se alió con el presidente español en su intención de reprochar al PP que bloquee la renovación del Consejo General del Poder Judicial y que intente condicionarla a otras contrapartidas. El PP ha roto las negociaciones con la excusa de que el PSOE quiere reformar la sedición o con el pretexto de que se debe cambiar el método de elección de los vocales para que los elijan los propios jueces. González dijo que, “si a alguien no le gusta una ley, tiene derecho a cambiarla; lo que no tiene derecho es a incumplirla”. El propio Sánchez dijo que la Constitución debe cumplirse “de pe a pa, del primer al último artículo”, y se deben renovar los órganos.

Este cierre de filas, que ámbitos socialistas han recibido con alborozo, se produjo en un homenaje a su figura, mediatizado por la ausencia de Alfonso Guerra y de varios barones socialistas. El acto en Sevilla fue multitudinario (unos 4.000 asistentes) y supuso una inyección de autoestima para celebrar la primera victoria socialista en 1982 con una arrolladora mayoría absoluta de 202 escaños, pero solo acudió el extremeño Fernández Vara, además de la vicelehendakari segunda, Idoia Mendia. Otros socialistas presentes fueron Juan Espadas y Susana Díaz. 

González intentó lanzar un guiño a su exvicepresidente tras años de distanciamiento. “Trato de buscar, y lamento no conseguirlo, a ese personaje singular que levantaba mi mano izquierda y que es Alfonso Guerra”, dijo, en alusión a la foto de la victoria en el hotel Palace. Después de que Guerra anunciara en público que no había sido invitado y que no le extrañaba, el PSOE andaluz cursó su invitación, pero este sábado ha decidido no presentarse. Los socialistas intentaron que no decayera el ánimo y se produjo un cierre de filas entre González y Sánchez, que llega también tras tensiones como el pacto con EH Bildu sobre la Ley de Memoria Democrática que el expresidente dijo que no le sonaba bien.

Debilitar la democracia

Sánchez dejó un recado a Feijóo sin citarlo: “Que algunos partidos políticos incumplan sin pudor alguno la Constitución es la derrota de la moderación y el triunfo del extremismo”. González pidió cumplir la ley porque “lo contrario no sirve para estabilizar la democracia”. Exigió reformar la fiscalidad y “pedir más a los que más poder económico tienen, y admitió discrepancias sobre el Estado de las Autonomías: “Descentralizar políticamente a España le ha venido muy bien a su desarrollo, pero centrifugar el poder para enfrentarnos unos a otros no nos viene tan bien, ya que una cosa es descentralizar y otra centrifugar para pelearnos”. Fue un acto de autoafirmación para destacar la puesta en marcha de servicios como el Imserso y sin autocrítica o referencias a las etapas más oscuras.