En puertas del nuevo discurso navideño que pronuncie su hijo, el emérito sigue desaparecido, al menos en público. Desde que hace seis meses despertara una expectación desproporcionada en su visita relámpago a Sanxenxo, que acabó con una conversación poco amistosa con Felipe VI, se ha impuesto la ley del silencio sobre la figura de Juan Carlos I. Al menos hasta que esta semana se supo que Hacienda le ha obligado a pagar unos 120.000 euros por los regalos de las cacerías a las que fue invitado tras su abdicación, firmando un acta de conformidad con el departamento dirigido por María Jesús Montero. Un paso más en su intento de cerrar cuentas pendientes con el Fisco después de haber acometido las regularizaciones voluntarias por importe de más de cinco millones de euros para sortear varios delitos fiscales. Desde su destierro en Abu Dhabi no ha vuelto a hacer saber siquiera si quiere pasar las fiestas con su familia en el Estado español, algo que antes se empeñaba en dar a conocer a través de filtraciones a sus más cercanos.

En el horizonte judicial queda la acusación de Corinna Larsen al monarca de tres posibles delitos: acoso, vigilancia ilegal y difamación, culpándole de estar detrás de un supuesto seguimiento al que habría sido sometida por parte del CNI. Estos días, quien fue su pareja sentimental desveló que el emérito le ofreció ser designada como princesa de Borbón si aceptaba casarse con él meses antes de su abdicación pese a que la relación entre ambos ya había terminado, relató la empresaria al podcast Corinna y el Rey. “El Rey me pidió que me casara con él”, cuenta Corinna, según el adelanto que los productores del proyecto han hecho del que será el quinto capítulo de la serie, en el que se recuerda que ya se lo había pedido en otras ocasiones e incluso le regaló un anillo con diamante en 2009. Ella le dijo que no, consciente de que nunca podría divorciarse de la reina Sofía porque era “un rey católico”, pero Juan Carlos I no aceptó su respuesta. “Estaba rodeado de personas que claramente intentaban hacerlo feliz y lo animaban a seguir con este plan tan loco”, rememora ella, lamentando que el entorno del monarca consideraba que ella debía “complacerle” como si fuera una “plebeya que solo tiene que hacer lo que le dicen”. “Todo era una fantasía, no me lo tomé en serio, lo tomé como un hombre que estaba bastante desesperado”, recuerda Corinna.

Corinna cuenta que le ofreció ser princesa si se casaba con él poco antes de abdicar y que el rey volvía de sus viajes con “bolsas llenas de efectivo”

Tras aquel encuentro privado que mantuvo con Felipe VI el 24 de mayo en Zarzuela, la Casa Real dejó traslucir el malestar por la manera en que había transcurrido la primera visita del emérito a España, en la que desde que aterrizó en Vigo y durante toda su estancia en Sanxenxo antes de viajar a Madrid le siguió una multitud de medios y cuyos movimientos fueron objeto de gran interés también entre los ciudadanos. Desde entonces, quien fuera rey durante casi cuatro décadas ha mantenido un perfil mucho más bajo del que tuvo en la primera etapa de su exilio en Emiratos, donde tiene como anfitrión al ahora presidente del país, Mohamed bin Zayed, y no se ha dejado ver en público, salvo en una única ocasión, el funeral de la reina Isabel II. Para el sepelio se trasladó a Londres por sus propios medios mientras que su hijo y la reina Letizia, al igual que Sofía, viajaron en un avión oficial. Una vez allí, padre e hijo volvieron a coincidir, aunque sin presencia de la prensa, durante la recepción que ofreció Carlos III en el Palacio de Buckingham la tarde previa al funeral, el 18 de septiembre. La gran sorpresa fue que los reyes fueran sentados junto a los eméritos en el funeral que se celebró al día siguiente en la Abadía de Westminster, después de que se hubiera dado por hecho de que ambos estarían separados puesto que Felipe de Borbón es un jefe de Estado. Sin embargo, la Casa Real británica hizo imperar la razón de la consanguineidad y ubicó a ambos matrimonios junto. No obstante, ambas parejas llegaron y se marcharon de la iglesia por separado y en las imágenes de la ceremonia no se vio que intercambiaran impresiones, como sí hizo el emérito con su esposa.

Demanda por acoso

Entre tanto, el polémico podcast sobre Corinna salió a la luz en vísperas de una nueva audiencia en el tribunal de Londres por la demanda civil por acoso y difamación. En dicha vista, celebrada el 8 de noviembre, los abogados del emérito presentaron los argumentos por los que consideran que debe revocarse la decisión inicial del juez Mathew Nicklin de no reconocer inmunidad ninguna a Juan Carlos I, poniendo el foco precisamente en que, si según ella el CNI participó en los hechos por orden del entonces monarca, serían “actos soberanos” e inmunes. El magistrado había determinado que no puede alegar ninguna inmunidad para evitar las reclamaciones civiles de Larsen. No obstante, solo pueden recurrir los hechos transcurridos entre 2012 y 2014, antes de la abdicación. Por el momento no hay fecha para que se conozca la decisión sobre el recurso.

Corinna ha contado cómo conoció a Juan Carlos de Borbón y el proceso de cortejo hasta que iniciaron una relación sentimental, así como sus estancias en el antiguo pabellón de caza de El Pardo, que ella bautizó como La Casita y el anillo de compromiso que este le regaló. También ha aireado que el emérito mantuvo relaciones con otras mujeres mientras estaba con ella así como su tenso primer encuentro con Sofía de Grecia, o momentos más duros de la vida del emérito, como la muerte accidental de su hermano Alfonso de un disparo y que fue él quien apretó el gatillo. En su relato desbroza que el rey volvía de sus viajes “con bolsas llenas de efectivo” que le entregaban “amigos” y narra cómo se produjo el accidente en la cazería en Botsuana en 2012 que marcó un antes y un después. Según su versión, había estado bebiendo con amigos antes de que se produjera la caída que le fracturó la cadera. Cuando se decidió su evacuación en el avión privado de Corinna, no había plan B por si se complicaba el estado del Borbón, que creían podía tener una hemorragia interna.

Nadie del entorno de Juan Carlos I ha salido a desmentir o matizar las narraciones de Larsen. Pese a estas revelaciones de la que fuera su pareja, él ha guardado silencio absoluto y no ha salido a desmentirla o a matizar lo que ésta ha contado. La aparición del podcast llevó al bloque de la investidura a solicitar nuevamente la apertura de una comisión de investigación que no prosperó gracias al voto en contra de PSOE, PP y Vox. En todo caso, todo este silencio del emérito parece poco real.