Esta mañana en el Palacio Condestable de Pamplona se ha presentado el libro digital Diversidad y convivencia en Navarra: el euskera y las identidades nacionales. En el acto han tomado parte Ana Ollo, consejera en funciones de Relaciones Ciudadanas del Gobierno Foral, Isabel Elizalde, en representación de Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos, y Julen Zabalo y Amaia Nausia Pimoulier, director científico y responsable del proyecto, respectivamente. El libro recoge la descripción, las conclusiones y propuestas del proyecto participativo y deliberativo titulado Gestión Democrática de la Diversidad en Navarra, enmarcado en el Convenio de Colaboración entre Eusko Ikaskuntza y el Gobierno de Navarra.

El trabajo ha pivotado en torno a dos ejes: la convivencia en la diversidad propia de la sociedad navarra, y su gestión democrática mediante la búsqueda de unas premisas mínimas consensuadas.La consejera en funciones Ana Ollo ha defendido la diversidad de Navarra como "un valor" y “una de sus fortalezas”. También ha incidido en “la riqueza que aporta el euskera a la sociedad”, y ha destacado el carácter participativo de esta investigación social -donde han intervenido un total de 206 personas- y su "interés para desarrollar unas políticas lingüísticas adecuadas”.

La responsable del proyecto, Amaia Nausia, ha recapitulado el recorrido seguido desde 2019. En sucesivas fases,se organizaron reuniones, jornadas y seminarios, se recabó la opinión de colectivos y personas de los ámbitos social, cultural y político y, se escuchó a la juventud. Los dos temas principales de conflicto reflejados han sido la gestión del euskera y la "excesiva polarización en el ámbito político". Con todo ello, desde una vocación plural, Eusko Ikaskuntza ha elaborado una serie de propuestas dirigidas a la Administración, a la sociedad navarra y a todos los partidos políticos.

Julen Zabalo, director científico, ha destacado la existencia de una identidad donde “todo el mundo está orgulloso de ser navarro”. Se admite que Navarra es plural, sin embargo, según el estudio, se echa en falta una sólida cultura democrática que garantice la aceptación de todos los legítimos símbolos de identidad. La ciudadanía se queja de que no exista el respeto mutuo en el debate social y político. A este hecho se le añade que la disputa política entre proyectos nacionales se materializa en el euskera.

Una de las grandes conclusiones del trabajo es que la importancia que tanto el nacionalismo vasco como el español conceden a la lengua como elemento de identidad nacional, da como resultado que la disputa política entre proyectos nacionales se materialice en el euskera. El nacionalismo vasco considera que el euskera es la lengua de todos los navarros y navarras, por lo que su promoción es obligatoria en todo el territorio. Además, de una forma implícita, piensa que con el euskera se extenderá también su influencia política. Paradójicamente, el nacionalismo español también está convencido de esta idea, por lo que no muestra un especial interés en extender el euskera a toda la población. El estudio considera que esta idea es errónea y difícilmente se puede llegar a algún acuerdo si ambos nacionalismos, y sus representantes políticos, no reflexionan sobre el hecho de que, desgraciadamente, el euskera se convierta en fuente de polémica y desconfianza.

Partiendo de la aceptación unánime de que el euskera es una de las lenguas de Navarra, se propone generar nuevos discursos que favorezcan un debate racional y un consenso sociopolítico en torno a tres ejes: El primero, la oficialidad del euskera en todo el territorio, por el principio de igualdad de ambas lenguas. El segundo, la promoción de modelos educativos que de alguna forma permitan de manera paulatina un mínimo conocimiento del euskera a toda la ciudadanía. Y el tercero una discusión racional y sosegada sobre la valoración del euskera en los puestos de trabajo de la Administración pública. En definitiva, "dotar al euskera de prestigio y utilidad pragmática".

El trabajo estima que “en Navarra hay dos proyectos nacionales que dan pie a diferentes identidades nacionales y que es legítima la búsqueda democrática de sus correspondientes objetivos". Sin embargo advierte de que "las intenciones homogeneizadoras son perjudiciales e inútiles para la convivencia”. A fin de superar el ambiente "excesivamente polarizado", se apuesta por ahondar en el respeto. También en generar una nueva "orientación discursiva" para la consecución de un nuevo "consenso sociopolítico".