No es solo enfado por la amnistía. Ni frustración por la pérdida del Gobierno de Navarra y ahora también del Gobierno de España, que creían garantizado. En la derecha hay también inquietud y preocupación por una derrota electoral que dibuja un escenario de oposición, especialmente sombrío para sus expectativas en Navarra.

Porque la investidura de Sánchez no solo aleja a UPN y PP del poder a corto plazo. También amenaza directamente la Alcaldía de Pamplona, su último bastión de poder en Navarra, donde resiste sin capacidad de sacar adelante presupuestos ni proyectos estratégicos. Pero que puede ser la siguiente pieza de un efecto dominó que no controla.

Hay por ello cierto ambiente de derrota y frustración que se deja sentir estos días en la calle, y que ha tenido su reflejo en la Plaza del Castillo de Pamplona, donde varias asociaciones vinculadas a la derecha han concentrado a unas 7.500 personas, según la Delegación del Gobierno, con el lema Por la libertad, la unidad y la igualdad. No en mi nombre: ni amnistía, ni autodeterminación

En el mismo lugar y por el mismo motivo que la semana anterior. Contra la amnistía. Pero sobre todo contra Pedro Sánchez, foco de los cánticos y de las críticas tanto de los oradores como del público. Allí se ha clamado contra “la desmedida ambición de poder” del presidente del Gobierno, un “ególatra narcisista” dispuesto a amnistiar “al delincuente Puigdemont” por “un puñado de votos”.

Pero también contra sus aliados. Contra el PNV, por su “humillante y permanente intromisión en las competencias de Navarra, a la que pretende tutelar con el silencio de nuestra presidenta, que se presta al ninguneo” . Y en general contra los partidos que han garantizado la investidura del líder del PSOE. “Separatistas, terroristas”, han llegado a corear por un momento buena parte de las personas concentradas.

Paciencia estratégica

Pero si hay algo que a la derecha le inquieta de forma especial es el protagonismo que ha adquirido EH Bildu en Madrid, y su “silencio” en todo este proceso de investidura, “tan obediente y tan dispuesto apoyar a Sánchez”. Porque “Bildu no se conformará con premios menores” y porque no se acaban de creer que el apoyo al nuevo Gobierno de España sea gratuito. Ni que no vaya a tener consecuencias directas e inmediatas en Navarra. Nadie lo dice en voz alta, pero todos piensan en lo mismo: el Ayuntamiento de Pamplona. “Los navarros tenemos derechos a saber lo que nos estamos jugando”, ha reclamado Loretxo Iñarrea, encargada de leer el manifiesto que ha puesto fin al acto.

Allí, entre el público, se han dejado ver en primera fila los líderes del PP, que ya la semana pasada protagonizaron una convocatoria similar, y que se sienten especialmente cómodos en una dinámica de confrontación con el PSN que les está reportando especial protagonismo. Algo más al fondo, en un discreto segundo plano pero en nutrido grupo, se han situado los responsables de UPN. Su presidente, Javier Esparza, y su secretaria general, Yolanda Ibáñez. También el alcalde de Tudela, Alejandro Toquero, a quien algunos ven con altas aspiraciones en el futuro próximo del partido. 

Entre unos y otros se se han puesto los dirigentes de Vox. Y un grupúsculo ultra con un altavoz que después se ha trasladado a la sede del PSN a proseguir con su algarada particular. A quien por cierto la organización ha tenido que mandar callar cuando al finalizar se han puesto a cantar “Que te vote Txapote”. “No queremos insultos”, ha replicado desde el escenario el presidente de Sociedad Civil Navarra, Eduardo López-Dóriga.

Quien no se ha dejado ver es la alcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola. Quizá para no dar argumentos añadidos con los que el PSN pueda justificar una moción de censura en la capital navarra, y que el escenario político cada vez hace más probable. Porque si algo ha quedado claro es la distancia que separa al socialismo navarro de un regionalismo que se vuelve a ver arrastrado por la estrategia de polarización que marcan el PP y Vox desde Madrid. Y que focaliza todos sus males en los dirigentes socialistas. En Sánchez, en Zapatero, en Chivite, en Santos Cerdán. “Traidores” rezaba una pancarta.

Es el clima que se respira hoy en la derecha sociológica y política, que entre banderas, himnos y vivas a Navarra y a España alerta de que “la situación es susceptible de empeorar” y anuncia nuevas movilizaciones. La siguiente será el próximo fin de semana en Tudela. Aunque solo sea por mantener prietas las filas. La legislatura acaba de comenzar y el camino puede ser largo.