Igual de importante que la calidad de un alimento es el aspecto con el que se muestra en el supermercado. La industria alimentaria lo sabe y saca partido de ello para que sus productos conquisten a los consumidores por los ojos mucho antes que por la boca.

Un ejemplo de ello son las frutas, más concretamente las manzanas. Cuanto más atractivas parezcan, más posibilidades habrá de que alguien las compre. El característico brillo que envuelve a las manzanas de súper y que las hace increíblemente apetecibles se consigue gracias a la cera.

Esta cera puede ser natural o creada químicamente. Las ceras naturales son las que segrega la propia fruta y que tienen como función principal proteger el fruto de agresiones o sustancias externas. Las creadas de forma artificial tienen, además, una función meramente estética y pensada específicamente con fines comerciales.

Las ceras llevan décadas utilizándose en la industria hortofrutícula porque cumplen dos funciones principales. La primera es la de abrillantar e impedir la transpiración. “Crean una capa impermeable, por eso se emplean para evitar la deshidratación del producto”, señala la OCU. “Además, aportan brillo, de ahí que su uso tenga que ver también con motivos estéticos y comerciales”, añaden. Así, podemos encontrar estas ceras indicadas en la etiqueta bajo los términos E901 (cera de abejas), E902 (cera de candelilla), E903 (cera de carnauba), E904 (goma laca), E912 (cera montana) y E914 (cera de poletileno oxidada).

Aparte de estas ceras, en la piel de algunas frutas podemos encontrar conservantes como el E202 (sorbato potásico) o antifúngicos como el imazalil o el ortofenilfenol, que tienen como misión evitar que crezcan determinados tipos de hongos en los alimentos. “Sustancias como tiabendazol, imazalil, ortofenilfenol pirietanil son pesticidas con acción antifúngica o fungicidas. Se suelen emplear como cóctel para prevenir o tratar la contaminación por hongos, una vez que la fruta ha sido recolectada o durante la fase de lavado”, advierte la OCU, que añade que también pueden aplicarse en la fase de encerado.

¿Son seguras estas ceras? La respuesta es sí. Todas estas sustancias han sido evaluadas y autorizadas por la Unión Europea y deben declararse en la etiqueta de acuerdo con la legislación actual. Además, se usan en cantidades muy pequeñas que no suponen ningún riesgo para la salud.

Aún así, los especialistas en Seguridad Alimentaria recomiendan lavar la fruta y la verdura antes de comerla. Sin embargo, el motivo no tiene nada que ver con la cera de las manzanas, sino que este proceso ha de realizarse para evitar que las trazas de plaguicidas, parásitos y contaminantes existentes acaben contaminando el alimento una vez que se traspasa la barrera natural de la piel.