Un imán, un pañuelico, una bota de vino, una foto con los toros o unos gigantes de goma. Aunque la tradicional lluvia apriete, en el Casco Viejo de Pamplona no amaina la felicidad; de hecho, hubo gente que, aún ultimando los preparativos con las compras de ropa y souvenires, disfruta del mal tiempo y festeja que cada día es un día menos para San Fermín. “I’m singing in the rain!”; en frente de El encierrico, comercio de la calle Mercaderes, un hombre inglés se quita el paraguas y baila sin que le importara demasiado mojarse. Cuando sus amigos le dicen que pare, le pasan un chubasquero y entran en la tienda con la intención de encontrar algún regalo que, cuando vayan a casa después de las fiestas, puedan mirar y recordar de por vida el rojo y blanco pamplonés. Durante un rato, observan los productos en venta con curiosidad.
Cuando llega el momento de mirar al fondo de la tienda, se encuentran con los seis toros del encierro acompañados de un cabestro. Xabier Aguinaga, dueño del Encierrico, les explica que se pueden hacer fotos con ellos a modo de recuerdo para que pudieran enseñar que han corrido el encierro, “aunque de forma segura”, apuntó. El encierrico se abrió hace cinco años con la intención de “que la gente tenga la opción de comprar souvenires desde un euro, como los imanes, hasta un producto de mayor calidad, contó. En este caso, uno de los objetos más curiosos que venden por todo el mundo son las cabezas de toro; especialmente, al público taurino, pero “es algo que, sorprendentemente, vendemos a todos los públicos”.
No obstante, Xabier reconoce que el producto estrella es el imán. “Me sorprende a diario porque es algo que la gente compra en cualquier momento del año por tener algo que les recuerda a Pamplona”, comenta. No obstante, cuando se acercan las tan señaladas fechas, predomina la venta del atuendo sanferminero; desde el pañuelo o la faja hasta el abanico. A pesar de que en este tipo de tiendas siempre predomine lo tradicional, Xabier siempre busca innovar a través de nuevos diseños o de la venta de productos que distinguen su tienda de las otras.
Además, la novedad de este año es que el Encierrico (con dos locales en Pamplona y uno en San Sebastián) se han convertido en las tiendas oficiales de Katuki Saguyaki, la marca de Mikel Urmeneta. “Después de ocho años complicados para él, por fin vamos a tener las colecciones de su marca. Va a ser muy chulo. Estamos preparados para todo lo que se viene, que es mucho. Y este año más porque los sanfermines caen en dos findes. En cuanto a la carga de trabajo, durante los ocho días de fiesta se masifica: “Como estamos en la curva, la gente nos ve y se mete al menos a ver qué pueden encontrarse. Además, ¿qué hay más famoso que venir a Pamplona y correr el encierro? Por eso, hemos querido montar un estudio fotográfico para que nuestros clientes se puedan convertir en los protagonistas de este recorrido, mucho más seguro”, bromea.
Una tienda de siempre
No muy lejos de este local, en la misma calle, se encuentra Souvenirs Echeve, una tienda que lleva desde 1978 (45 años) vendiendo recuerdos para la gente que visita Pamplona, aunque su longevidad ha provocado que ya tenga una clientela fiel que vuelve siempre porque sabe qué va a encontrar. Este negocio comenzó con la madre de Richard Echeverría Martínez, pero cuando ella se jubiló, él fue quien continuó con el relevo generacional. Las ventas son muy distintas con respecto al inicio como consecuencia de los cambios que se han producido en la sociedad. “Ya no sobrevivimos a base de los Sanfermines porque la gente viene a beber y pasarlo bien, pero por suerte hay mucho turismo durante todo el año. Con todo, en verano trabajamos muy bien”, explica Richard. Al igual que Xabier Aguinaga, Richard también percibe que el imán se ha convertido en el rey de los souvenires “porque es barato, ocupa poco y es un buen recurso para la gente que quiere llevarse un detalle”.
Sin embargo, también destaca la venta de llaveros, postales, jarras o platos, aunque este último cada vez menos: “En mi casa siempre ha habido este tipo de cosas porque antiguamente se popularizaron, pero ahora mismo no es un recuerdo que la gente quiera comprar mucho”, dice. Por otro lado, también hay un público que apuesta por los objetos típicos, como las estatuillas de San Fermín o de los gigantes. Ahora, sobre todo, los niños piden a sus padres las figuras de goma: “Solo tengo los gigantes de Pamplona porque hay tantas comparsas que es prácticamente imposible meter todas en esta tienda porque es pequeñica. En cualquier caso, tienen mucho tirón los gigantes, los kilikis y las vergas para los críos. No perdemos la tradición”, reconoce con una sonrisa. Y aunque sea tan mítica esta tienda, Richard revela que tiene los días contados porque no hay relevo tradicional: “Me quedan unos años todavía, pero tendré que cerrarla cuando me jubile, como muchos de los comercios locales del centro. Es ley de vida, pero ojalá pudiera encontrar a alguien que siguiera con ella”, confiesa.
Especializarse en la calidad
Si se continúa el recorrido del encierro hasta la mitad de la calle Estafeta, hay un comercio en el que siempre se ve a los extranjeros mirando su escaparate. Por lo general, los free tour aprovechan los objetos que se muestran para que los turistas conozcan los gigantes, el olentzero o conozcan una de las tiendas que se especializan en ofrecer un producto local y de calidad. Se trata de Regalos Olentzero, un negocio familiar que comenzó en el año 1998 y que, a día de hoy, continúa con su tradición gracias a Beatriz y Maider López, hijas de Isabel, quien inauguró el local. Este San Fermín cumplen 26 años y esperan celebrarlo con mucho trabajo. “La situación es complicada porque tienen abandonados a las tiendas pequeñas. Se está fomentando la hostelería y el turismo, pero no atienden el comerció local”, denuncia Maider.
De hecho, esta situación se debe en parte a que “se conceden licencias de cambio de actividad para San Fermín a empresas que no se dedican a esto, por lo que cuando llega julio se ve que los locales del Casco Viejo se han convertido en tiendas de regalos y souvenires”, añade su hermana. Por suerte, por mucho que el turismo suponga gran parte de sus ingresos, el negocio cuenta con “los de casa. Tenemos clientes fijos porque hemos querido ofrecer al público productos de calidad, personalizados, que se caractericen por la calidad”, señala Maider.
Ambas hermanas reconocieron que uno de sus puntos fuertes son los gigantes de goma, ya que su madre fue la primera que empezó con esta historia, por lo que ya forman parte de su seña de identidad: “Hacemos estas figuras de goma, pero también hacemos reproducciones de verdad, que suelen ser para los adultos. También hacemos txapelas, botas de vino, etc., pero lo que más vendemos es la goma”, asegura. Tanto es así que tienen hasta colecciones de gigantes de toda la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra. “Nos manejamos con lo nuestro poco a poco, pero siempre bien. Además, como trabajamos el producto artesanal, se acercan muchas empresas a pedirnos obsequios personalizados. Y es muy chulo porque siempre nos dicen que lo que no hacemos nosotras, no lo hace nadie”.