Ni la lluvia, ni los truenos que azotaron la ciudad por la noche y la madrugada han impedido que desde bien temprano, las cuadrillas y familias enfundadas de blanco y con la faja roja en el lado izquierdo, y algunos con chubasquero, se congregaran a lo largo de las calles de Pamplona.
Aunque las fiestas no comienzan oficialmente hasta las 12.00 horas con el Chupinazo, las cuadrillas se reunieron bien pronto para celebrar el tradicional almuercico, unos en los bares, otros en la puerta de su casa.
Docenas de mesas con manteles blancos y servilletas rojas, repletas de chistorra, patatas, panceta, jamón con tomate, huevos ... y por supuesto mucha cerveza y kalimotxo. En ellas, gente, no solo de Pamplona, sino de todas partes del mundo, se reunieron para coger fuerzas y aguantar en pie toda la jornada.
Aunque el menú no varía mucho entre cuadrillas la mayoría de platos se repiten en muchas de ellas, el número de personas y la manera de organizarlo, si.
La cuadrilla de Gorka Echaide, que colocó su mesa en la calle San Antón, ha decidido que este año, “cada uno traiga una cosa distinta. Uno se ha encargado de las tortillas, otro del jamón y el pan ... así compartimos todos y colaboramos todos”.
Otras cuadrillas, como la de Miren Jaurieta, han optado por encargar el almuerzo en un bar y no complicarse la vida. “Eso si, lo hemos hecho con mucho tiempo para no quedarnos sin sitio, lo reservamos más o menos por febrero”, explicaba entre risas.
Otros grupos, como el de Lara Morán, vallisoletanos que han viajado a la ciudad para vivir sus primeros Sanfermines, se han dejado guiar y cedieron toda la responsabilidad a su amiga de Pamplona. “Nos lo ha pintado todo tan bien, que las expectativas están altísimas, esperemos que se cumplan”, afirmó.
El almuercico significa reencuentro, una oportunidad de reunirse todos y todas. Para muchos pamploneses y pamplonesas es una cita ineludible. “El almuercico con las amigas el día 6 antes del Chupinazo, es sagrado”, afirmaba Arantxa Chivite.
Nerea Perez, navarra de nacimiento, pero residente en Bruselas, cuenta muy emocionada que después de 6 años sin poder venir a San Fermín “es muy emocionante volver y reencontrase con todas las personas a las que quieres”.
Al lado del Archivo Municipal, Elena Berrado, anfitriona del almuercico de su cuadrilla, cuenta que llevan 40 años, desde el año 1984, reuniéndose todas las fiestas. “Este año nos hemos juntado 45 personas, además de pamploneses, hay madrileños, catalanes, incluso franceses”, afirmaba.
Y es que pese a la fuerte tormenta que cayo en la ciudad la noche previa al Chupinazo y la llovizna que ha amenazado sobre las 10.00 horas, las cuadrillas no han querido cancelar sus planes. “Da igual que llueva o que granice, todos los años nos reunimos y nos damos un festín”, bromeaba Oscar Martínez, vecino de Mendillori. “Nos ponemos un chubasquero y lo disfrutamos igual”.