EN un futuro más bien cercano se diseñarán alimentos más frescos, más baratos, con menos aditivos, más diversificados y seguros para los consumidores y para grupos específicos como hipocalóricos y diabéticos. Además, a partir del conocimiento del genoma humano se pueden elaborar alimentos adecuados para la prevención y el tratamiento de enfermedades. Así de bien se presenta la biotecnología alimentaria en Tu Casa Biotech, la muestra que en la plaza de Baluarte expone los usos cotidianos que de biotecnología se realizan en el hogar. La divulgación corrió a cargo de José Luis García, presidente de Sebiot (Sociedad Española de Biotecnología), que se definió como "sastre molecular, pegas proteínas de un cromosoma a otro para buscar algo en beneficio del hombre".
En el aspecto práctico, García expuso los hallazgos biotecnológicos que cualquiera puede hallar en su cocina. Algunos de los más evolucionados llamaron sobremanera la atención del público, como las bolsas elaboradas a partir de patatas. El experto explicó que así se consiguen bolsas biodegradables, partiendo de que el almidón es un polímero natural, un gran hidrato de carbono que la planta sintetiza durante la fotosíntesis y le sirve como reserva de energía. Este almidón puede ser procesado y convertido en plástico para contar así ya con una bolsa propia del siglo XXI. Otro descubrimiento que no pasó desapercibido fue la elaboración de una nueva fibra para ropa y alfombras, Sorona, y que ha patentado la industria química DuPont. El producto textil se realiza a partir de la fermentación del maíz.
Aparte de estos hitos, García comenzó por lo básico, por relatar que la consecución de la cerveza a partir de la cebada o del vino desde la cepa más pura de la viña se consiguen a través de la fermentación, el proceso biotecnológico más puro, y avanzó en sus ideas que todos los alimentos mejorados y variados (los diferentes panes, quesos, el Avecrem que surge del glutamato sódico...) deben esas virtudes a procesos del sector. Del mismo modo, los nutracéuticos son aquellos alimentos en los que se incluyen efectos positivos más allá de la propia nutrición, como los yogures con Omega 3 o aquellos que reducen el colesterol.
la nueva forma de alimentarnos Al relatar los parabienes de la biotecnología alimentaria, el presidente de Sebiot también aludió con énfasis a los alimentos transgénicos, "una nueva forma de alimentarnos que como todo lo nuevo causa ciertos miedos", razonó. En este campo realizó una explicación simple aludiendo a cómo "el maíz transgénico contiene una proteína que se obtiene a partir de una bacteria que le hace sobrevivir a los insectos y gusanos". También se esforzó García en desglosar las características del arroz dorado, el de color amarillo, que disfruta de tal pigmentación al contener vitamina A, de la que carece el arroz clásico. Dijo que por esa carencia de vitamina A existen problemas de visión entre los países en los que se consume mucho arroz, sobre todo los más pobres. Por último, también aludió a la posibilidad de elaborar tomates violetas, con flavonoides, más beneficiosos para la salud. El único problema consistiría en si productos con esas rarezas aparentes serían aceptados por el público.
Por último, además de citar los biodetergentes y biocarburantes de última generación enfocados a una revolución verde y sostenible, José Luis García informó de que vacunas como la de la hepatitis B han dado un paso más allá en estos procesos y se ha convertido en la primera vacuna recombinante. Del mismo modo, la insulina ya no procede como antiguamente del cerdo, sino que es íntegramente humana, bien producida en levadura o en bacteria, a partir también de un proceso recombinante.
Entre las curiosidades de la charla, García se refirió también a los últimos tratamientos cosméticos que están en boga. Entre ellos, los del ácido hialurónico, que se obtiene a partir de la cresta de los gallos, las articulaciones de las vacas o las aletas del tiburón. Por lo tanto, el tratamiento se realiza a partir de una materia prima de lo más natural que ha provocado el último grito entre los clientes. Como preguntó García para finalizar, ¿estamos dispuestos a perdernos el futuro que nos plantea la biotecnología?