Esa idea -tantas veces repetida- de que el buen kalimotxo solo se consigue con vino malo de tetrabrik ha pasado a la historia. Para recuperar el valor de este combinado como un refresco, con una cantidad moderada de alcohol, de calidad y absolutamente válido para cualquier momento de consumo, se celebró ayer en Leioa, en Mendibile Jauregia, la primera edición de cata de vinos para elegir el mejor caldo para un kalimotxo supremo.
"Después de tantos años ya es hora de dignificar una bebida inventada en Bizkaia y que se puede beber a cualquier momento del día, sin necesidad de hacer botellón ni perderte por las txosnas", apunta el director del panel de cata, Juan Antonio Bilbao Etxenagusia. Caras conocidas del mundo de la cocina, como Ricardo Pérez, del restaurante Yandiola; Darren Williamson, del restaurante Bitoque; el enólogo David Bastida, los sumilleres Jon Andoni Rementeria y Teresa Fernández y el hostelero Gotzon San Juan, participaron en la primera cata para conseguir la perfección del kalimotxo. Tampoco pudo faltar en este primer evento Agustín Martínez, Tintxu, cocreador del combinado
El kalimotxo, para sorpresa de muchos, se inventó en el Puerto Viejo de Algorta, en un caluroso 12 de agosto de 1972, en las tradicionales fiestas de la localidad de Getxo. La mezcla de esas dos bebidas fue casual. La primera vez que se realizó la famosa mezcla de vino tinto y cola fue para salvar los litros y litros de vino picado, imposible de digerir, ni siquiera en fiestas. "Nos dimos cuenta que el vino se había estropeado y era una barbaridad beberlo, por mucha sed que tuviésemos. Por eso, no se nos ocurrió otra cosa que mezclarlo con litros y litros de cola", apunta Tintxu.
degustación
Con sabores afrutados
La primera cata para lograr el kalimotxo perfecto dio comienzo a las 11.00 horas. Durante algo más de una hora los participantes fueron degustando los doce kalimotxos elaborados con diferentes tipos de vinos. Por unanimidad, el kalimotxo que cautivó los paladares de todos los participantes en la cata fue el elaborado con un vino joven con mucha fruta y con un toque de madera. "Al final los vinos que mejor han quedado en puntuación han sido los vinos mediterráneos, muy frutales", destaca el sumiller Jon Andoni Rementeria. La razón, según explica Rementeria, es porque a la cola no le hace falta añadir matices extraños. "Todo lo contrario. Le van muy bien los sabores vivos, a fruta. Por eso ha ganado un vino que tiene unos toques maravillosos con esa pizca de madera". ¿Y el nombre cómo surgió? También por casualidad, como la mezcla. Dos amigos de Erandio aparecieron tarde en las fiestas. Uno de ellos se apodaba Kalimero y el otro Feúcho. "Alguien comentó que feo en euskera se decía motxo. Comenzamos a conjugar las dos palabras y de ahí salió el nombre", dice Tintxo.