Esto de que el Papa dimita viene a ser como que los príncipes se casen con plebeyas y las infantas con chorizos. Las instituciones milenarias, si no cambian, mal y si cambian, casi que peor. El aggiornamiento de los mitos provoca su caída. El acercamiento a los mitos también provoca su caída. Está cantado que acaban cayendo. Un poco de paciencia. Yo lo sé porque me ha pasado, me acerqué a un mito (para mí) y ¡pim! se (me) cayó y saqué conclusiones (las mías), que extiendo a otras realidades porque me apetece y me da esperanza. Si esto no es pensamiento positivo, que venga Dios y lo vea.
Hace muchos años, la lectura de La ciudad y los perros y Conversación en La Catedral me hizo disfrutar y descubrir a Vargas Llosa. La contemplación de su foto en la solapa de ambos libros también contribuyó a mi solaz. Es de justicia reconocer la obra del Señor en su excelencia y Marito era guapo. Oye, las cosas como son. Pantaleón y las visitadoras, La casa verde y La tía Julia y el escribidor y sus respectivas solapas siguieron proporcionándome ratos amenos. Para ser sincera he de reconocer que no era Cortázar ni Borges, pero tenía su aquel. Mitifíquelo.
En estas estábamos cuando se alinearon los astros. En 1981, publicó La guerra del fin del mundo, que como era previsible acabó en mi poder. Un año más tarde, fue jurado en el Festival de Cine de San Sebastián. Miel sobre hojuelas. A Donosti con el libro, que era gordo. Y ale, venga Sección Oficial y venga Zabaltegi y venga cine polaco subtitulado y cine venezolano V.O. y Mario que no aparecía y el libro cada vez más mugroso y con las puntas más vueltas. Pero una mañana, en el desaparecido Miramar, en una película de Felix Rotaeta, allá estaba Mario con el pelo hacia atrás y un traje de alpaca gris perla. Un brazo de mar.
Para Maite, un recuerdo antes del film. MVLl. Así reza la inquietante dedicatoria. El principio del fin. Puesto que el recuerdo solo puede darse con posterioridad al suceso, ¿debía entender que en el tiempo, en todo o en parte, que separaba el acto de la firma del comienzo de la película iba a pensar en mí? Anda? Es el único autógrafo que he pedido en la vida. Y el último. Fue pedirlo y este señor, mi mito, comenzó a hacer extraños. Declaraciones llamativas, candidaturas a la presidencia del Perú. Llegó a ser nombrado Bodeguero mayor. En condición de tal, creo, me lo crucé un día junto a San Cernin. Ahora le da palmaditas en la espalda a Benedicto XVI. En su día pedí luz para entender. Entendí. Los mitos no soportan la cercanía. Ni los mitos ni sus parientes: ídolos, dioses y diosecillos, personas infalibles, gobernantes hereditarios, inimputables. Ni la cercanía ni la luz. Y se entienden entre ellos.
Las instituciones milenarias, si no cambian, mal y si cambian, casi que peor.