Los recientes atracos a seis farmacias de Pamplona y su comarca han puesto en alerta a los farmacéuticos navarros, que temen que el próximo establecimiento asaltado sea el suyo. No obstante, resaltan, “no corren más peligro que cualquier otro establecimiento a pie de calle”.
Fue el pasado martes cuando los agentes de la Policía Municipal de Pamplona detuvieron a un hombre acusado de cometer entre el viernes y el domingo de la semana pasada un total de cinco robos a punta de cuchillo en otras tantas farmacias de Pamplona y de Zizur Mayor. Este hombre, A.M.F., de 41 años y natural de Hospitalet de Llobregat (Barcelona) ingresó en prisión al día siguiente tras reconocer los hechos que se le imputaban.
Pero ahí no terminó el peligro, ya que el pasado jueves otro hombre, de entre 30 y 40 años, emuló los atracos cometiendo uno nuevo a punta de cuchillo, esta vez en una farmacia de Barañáin, donde el individuo intimidó a la farmacéutica con el arma blanca.
Debido a estos hechos, los farmacéuticos permanecen estos días alerta, especialmente en los turnos de guardias. “A mí ya me han atracado 12 veces desde que comencé a trabajar como farmacéutica, pero aún así después de leer estas noticias me siento muy insegura”, indicó Isabel Gómez Aldea, de la farmacia de mismo nombre situada en la avenida Pío XII de Pamplona.
Para ella, el hecho de que los dos atracadores llevaran un pasamontañas tapándoles la cara “es aterrador”. “Yo llevaba muchos años sin poder ver a nadie que llevara un pasamontañas por el miedo que tenía y pensar que el atracador que sigue por ahí me pone muy nerviosa”, apuntó.
Según Gómez Aldea, mejoró mucho su seguridad el día que instaló unas cámaras que grabasen la actividad de la tienda. “Las cámaras me parecen el método más seguro, porque para cuando venía la policía después de darle al botón de atraco, el ladrón ya se había ido”, comentó, y añadió: “Que venga la policía cuando cerramos nos da mucha seguridad pero, de todos modos, si un ladrón quiere entrar, esperará a algún momento en el que no haya ningún policía cerca”. Por eso, manifestó su deseo por que hubiera “más rondas de policías, porque está claro que eso es lo que ahuyenta a los ladrones”.
José Ángel Amador Zamarreño, cuya farmacia se sitúa en la calle Irunlarrea, en el barrio pamplonés de Mendebaldea, admitió que los hechos ocurridos “dan para pensar”, aunque señaló que no lo consideraba “un problema de seguridad”. “Cuando estamos de guardia suelen venir algunos policías de vez en cuando para ver si ha ocurrido algo, pero no le doy mucha importancia porque si viene un atracador, supongo que le daría el dinero y después llamaría a la policía para que le detengan”, indicó.
Por otra parte, Amador Zamarreño destacó: “Eligen para atracar el negocio donde menos dinero hay en metálico, bien porque los precios han bajado o porque la gente paga con tarjeta”.
Durante sus 43 años como farmacéutica, Josefa Gutiérrez Gurtubay ha sufrido muchos atracos en su establecimiento situado en el Parque de los Enamorados de la Rochapea. “Después de leer sobre los atracos, he estado intranquila, así que pienso cerrar con llave y abrir por el ventanal giratorio”, señaló Gutiérrez, quien no entendía por qué se robaba el dinero de las farmacias. “Ya no es como antes, que podíamos tener bastantes cantidades de dinero, pero hoy en día ya no hay prácticamente dinero porque las medicinas han bajado mucho el precio”.
Una de las cosas que tranquiliza a Gutiérrez, especialmente los días de guardia, es cuando pasan por su establecimiento los agentes de la Policía Municipal. “Yo tengo alarmas y cámaras en el establecimiento, pero eso no ahuyenta a los atracadores, lo que ahuyenta de verdad es tener fuera de la tienda un coche de policía”, manifestó.
María Legarra Oroquieta, que trabaja en una farmacia de la avenida Sancho el Fuerte, indicó que tras los seis atracos cometidos, en su farmacia han estado “alerta y vigilando”. “No nos ha tocado vivir una situación parecida, pero estos días sí que hemos estado más pendientes de cada persona que entraba en la tienda”. En su farmacia, acaban de renovar el sistema de seguridad, las cuales Legarra considera “suficientes”.
“sé que a mí no me van a robar” A una de las farmacéuticas del barrio de la Milagrosa, Mónica Lamas Rodríguez, lo que le preocupa es que todavía hay un atracador suelto. No obstante, indicó que “de la misma forma que ahora han robado a una farmacia, pueden robar a cualquier otro establecimiento”. Por ello, puntualizó que no se sentía más amenazada después de los hechos que en otras ocasiones. “Yo sé que los de mi barrio no van a hacerme nada, porque saben que aquí no van a encontrar mucho dinero”, destacó.
“Tengo un botón al lado de la caja así que si entra una persona con intenciones de robar sólo tengo que pulsarlo y automáticamente se graba todo lo que ocurre dentro”, indicó Lamas Rodríguez, pero señaló que lo que realmente disuade a los ladrones y atracadores es “el cartel que indica que hay cámaras en el establecimiento”.