madrid/huelva - La autopsia practicada al cuerpo de Laura Luelmo, la joven maestra de 26 años natural de Zamora, apunta a que la causa de la muerte fue un traumatismo craneoencefálico provocado por un fuerte golpe en la cabeza a causa de un objeto contundente como un palo o una piedra. Según fuentes de la investigación, el fallecimiento se produjo entre el 14 y el 15 de diciembre.

El informe preliminar de la autopsia se ha practicado en el Instituto de Medicina Legal (IML) de Huelva, a donde se trasladaron ayer los familiares de la joven.

Ayer por la mañana, 24 horas después del hallazgo del cuerpo y del levantamiento del cadáver ordenado el lunes a las 18.40 horas, fuentes de la investigación habían señalado que la primera inspección ocular apuntaba a que la muerte se había producido por un fuerte golpe en la cabeza. El cuerpo presentaba otros signos de violencia pendientes de análisis forense.

La Guardia Civil detuvo ayer por su presunta implicación en el crimen de Laura Luelmo a Bernardo Montoya, un hombre de 50 años que salió de la cárcel el pasado mes de octubre tras cumplir veinte años encarcelado por el asesinato de una anciana y dos robos con fuerza.

La detención del sospechoso, que se produjo en las proximidades de El Campillo, trascendió apenas dos horas después de que miembros de la Guardia Civil que estaban inspeccionando el lugar donde apareció el cadáver de la joven maestra zamorana se trasladaran hasta la calle del municipio onubense donde vivía Laura desde el 10 de diciembre.

En la calle Córdoba también está situada la casa familiar del detenido, en la que al parecer él vivía desde que salió de la cárcel. Fuentes de la investigación señalaron que los agentes lo tenían “controlado”, lo que provocó que el sospechoso, al sospechar de este seguimiento, intentase huir a pie, sin éxito.

un gemelo también conflictivo El detenido, que fue trasladado a dependencias de la Comandancia de la Guardia Civil en el municipio de Valverde del Camino, tiene un hermano gemelo, Luciano Montoya, condenado hace años por la muerte de una mujer también en el municipio de Cortegana.

Su participación en el crimen de Laura ha quedado descartado, ya que hasta el lunes por la mañana estaba en prisión, por lo que no se encontraba en el pueblo cuando desapareció la profesora de 26 años.

Bernardo Montoya, por su parte, fue condenado en 1997 a 18 años de prisión por el asesinato dos años antes de una mujer de 81 años en Cortegana (Huelva). Salió de la cárcel en 2015 pero volvió pronto a la prisión de Huelva por la comisión de dos robos con fuerza. El pasado mes de octubre, con 50 años recién cumplidos, salió de la cárcel onubense.

Manuel Montoya, padre de Bernardo Montoya, quiso trasladar su pésame a la familia de la joven, a la que pidió perdón. “Si mi hijo lo ha hecho que lo pague”, aseguró en declaraciones al programa Andalucía Directo.

El padre apuntó que la última vez que vio a su hijo fue el miércoles, día en el que desaparece la joven, “entre las 16.30 horas o 17.00 horas”, y ha tenido conocimiento de todo después por los medios de comunicación.

“Si lo ha hecho, que lo pague, porque eso no se puede hacer”, reiteró este hombre, que recordó que la casa donde vivió de alquiler Laura Luelmo en El Campillo era de su propiedad y que hace años que la vendió.

En esta misma línea se manifestó una de las hermanas de Bernardo, Dolores Montoya, que incidió en pedir perdón a la familia de Laura Luelmo e insistió en que reniega de su hermano y que el resto de miembros de la familia Montoya “no tiene culpa” de lo que pudiera haber hecho.

muestras de cariño Las muestras de repulsa por lo sucedido y de cariño hacia la víctima y su familia se sucedieron en toda España, como la Universidad de Salamanca, donde estudió, o en la Biblioteca Nacional, donde fue becaria.

Fueron especialmente emotivas y numerosas en municipios de Zamora, provincia de la que era natural la joven, donde se guardaron minutos de silencio en todas las instituciones y organismos públicos con la asistencia de numerosos ciudadanos, y en Huelva.

En la provincia andaluza la recordaron no sólo en El Campillo, donde vivía, sino también en otros municipios como Zufre, Zalamea, Aljaraque, Isla Cristina, Huelva o Nerva, donde Laura Luelmo se había incorporado al claustro del Instituto de Enseñanza Secundaria Vázquez Díaz, para cubrir una sustitución como profesora de Plástica.

También el Congreso inició la sesión del Pleno de ayer guardando un minuto de silencio. Un silencio que comenzó con unas palabras de la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor, quien expresó el “firme compromiso” del Congreso para eliminar todo tipo de violencia ejercida contra las mujeres. - Efe/E.P.

viajera, estudiosa y comprometida

Profesora en Nerva. La joven profesora Laura Luelmo era una mujer viajera, alegre, estudiosa y comprometida, según recuerdan familiares y compañeros de trabajo de esta zamorana de 26 años amante del dibujo y la ilustración. Hija de padres funcionarios, estudió en el colegio Sagrado Corazón de Jesús de Zamora. Pese a que estudió Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, fue después cuando descubrió su pasión por la docencia y por ello se presentó a las oposiciones de profesora, aunque sin obtener plaza. Desde el 4 de diciembre se hallaba dando clases en el instituto de Nerva, sin importarle dejar atrás a su familia, novio y amigos.

Posible agresión sexual. A la espera de conocer más detalles sobre la autopsia, todo apunta a que Laura Luelmo fue víctima de una agresión sexual. Que el cuerpo apareciese semidesnudo y parte de su ropa a un par de centenares de metros, así lo indican.

El agresor le atemorizaba. La joven profesora le había expresado a su novio en más de una ocasión el recelo que le provocaba la actitud de su vecino, ya que la intimidaba. El hombre, de aspecto rudo, se sentaba a la puerta de su casa para observarla con descaro, provocando que ella le llegase a temer.

En busca del móvil. Uno de los objetivos prioritarios de la investigación policial, llevada a cabo por los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, es encontrar su móvil para reconstruir las circunstancias que rodean a su muerte violenta. Un repetidor recogió el miércoles 12 en torno a las 20.00 horas la última señal de su teléfono a nueve kilómetros de su casa.