Los incendios de Olleta y Ujué golpearon con fuerza a a Zona Media. Una de las localidades más afectadas fue San Martín de Unx, en la que las llamas se quedaron a escasos metros de afectar a las casas. Pese a haber salvado los inmuebles, los daños siguen siendo innumerables: cosechas perdidas, maquinaria destrozada, monte bajo arrasado y una imagen desoladora. Un paisaje reducido a cenizas y unos días que los casi 400 habitantes de San Martín de Unx nunca olvidarán. Ayer por la noche pudieron regresar a sus casas, de las que tuvieron que salir apresuradamente a las 2.00 de la madrugada del domingo por la cercanía del fuego.

Las 36 personas mayores de la residencia de ancianos fueron las primeras en ser desalojadas y se reubicaron en Lodosa. Para el resto de la población, se habilitó de urgencia el velódromo de Tafalla, en la que se llegó a atender a 200 personas, de las que finalmente 34 pasaron allí la noche, acompañadas por dos mascotas. El resto, optaron por alojarse en casas de familiares o amigos o en segundas residencias en localidades como Pamplona o Tafalla.

Cristina Casado, voluntaria de Cruz Roja y miembro del equipo Erie de intervención psico-social y Erie albergue, fue una de las encargadas de coordinar la ayuda en el velódromo de Tafalla. “Hemos facilitado comida, agua, duchas, medicación, gestión de trámites, alojamiento, zona de juego y todo lo que han necesitado. También hemos estado escuchándoles y hablando con ellos. La noche del domingo al lunes ha habido aquí 34 personas y dos animales. Había una persona mayor y una familia con dos niños a los que se les ha habilitado una zona de juego. El número de personas varía porque algunas duermen en Pamplona y vuelven después para comer o los más pequeños regresan al polideportivo por la tarde después de clase”, explicó.

Por su parte, Francisco Javier Leoz, alcalde de San Martín de Unx, lamentó los importantes daños causados por el fuego y esperó que no se reactive ningún foco. “Hay daños en viviendas, almacenes agrícolas y bastante maquinaria que se ha quemado y sobre todo, mucha pérdida en cultivo y monte bajo. Eso es imposible de recuperar de momento. Es desolador. La situación está mejor en estos momentos, pero esperamos que no se avive ningún fuego”, deseó.

Además, el alcalde recordó con pavor lo vivido durante estos días. “El sábado se veía el resplandor de que había fuego y teníamos claro que, con las condiciones climáticas que había y el viento, eso iba a llegar al pueblo. Al amanecer, el fuego ya lo teníamos a las puertas y fue una noche muy complicada. Desalojar una residencia con 36 ancianos no es fácil, pero todo el mundo colaboró. A las 6 de la mañana se desalojó todo el pueblo y, la gente que se quedó, ayudó a hacer cortes con los tractores y con maquinaria. Al mediodía se puso muy complicado y el pueblo estaba ya rodeado por todos los lados. Hubo un momento en el que pensamos que el pueblo se perdía. Luego, con el trabajo de los medios aéreos y los bomberos, se ha conseguido salvar el pueblo”.