Algunos de los negocios más afectados por la inundación fueron aquellos relacionados con la alimentación, pues en caso de tener contacto el agua con los productos, estos pueden perder su valor completamente. Tal fue el caso del establecimiento Frutas y verduras frescas de Burlada, en el que agua llegó hasta las cajas donde ponen las frutas y las verduras. “Además, también se metió al almacén, inutilizando otros productos que teníamos allí en reserva”, relata Mourad el Abdallaoui, responsable del comercio. 

“Encima, yo me encontraba en mi piso sin poder salir cuando ocurrió la tragedia. Me acerqué cuando pude”, explica el Abdallaoui, que asegura que tuvieron que cerrar por “tres días completos, y cuando abrimos, lo hicimos con productos mojados por la riada o que habíamos adquirido en esos días”.

Ayuda vecinal

“Pero los vecinos se volcaron con nosotros. No solo nos ayudaron achicando el agua y salvando los alimentos que aún no habían sido alcanzados por el agua, sino que, cuando reabrimos en unas condiciones diferentes, y pusimos a la venta productos no en la mejor calidad, igualmente compraron. No por la comida sino por ayudarnos. Nosotros no tuvimos la oportunidad de recibir dinero de un consorcio de seguros o por medio de ayudas del ayuntamiento”, señala el Abdallaoui.

“Pero nunca estuvimos solos en la tienda, los vecinos estuvieron ahí para apoyarnos, ya sea comprándonos frutas mojadas o bien dándonos algo de dinero en efectivo para poder reparar y volver a comprar productos”, confiesa el Abdallaoui. 

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Salir adelante “Poco a poco nos fuimos recuperando. Reparando la tienda, comprando cada vez más frutas y verduras por ejemplo, o firmando un seguro a todo riesgo por si vuelve a ocurrir. Aún seguimos sufriendo no solo esos tres días de cierre sino también toda la comida desperdiciada, pero aquí seguimos, abriendo cada día nuestras puertas a los clientes del barrio que tanto hicieron por nosotros aquel nefasto día”, sentencia el responsable.