La escabiosis o sarna está de plena actualidad. El último informe de vigilancia epidemiológica del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN) destaca que entre el 1 y el 29 de octubre se registraron 325 consultas por esta infestación parasitaria de la piel que cursa con pápulas, vesículas y surcos lineales pruriginosos –que producen picor–, lo que significa que cada día del mes pasado en los centros de salud se atendieron una media de 11 consultas por esta causa.

Como explica Jesús Castilla, jefe de la sección de Enfermedades Transmisibles y Vacunaciones, no se trata de una enfermedad de declaración obligatoria y, por tanto, disponen de datos de actividad asistencial. “En 2019 y 2020 teníamos unas 50 consultas al mes en Primaria. En 2021 la frecuencia empezó a subir y desde 2022 hay meses en que estamos por encima de 200-300 consultas”, señala, y añade que están “detectando una estacionalidad. Parece que en verano baja, quizás porque se hace más vida exterior, y después, al menos el año pasado, en invierno aumentó y este año da la impresión de que también lo hará”. 

La sarna, explica el doctor Castilla, “la produce un ácaro que es de pequeño tamaño. Se adhiere, excava y hace pequeños tunelitos por debajo de la piel. Suele ubicarse en las zonas de piel más fina, como la existente entre los dedos de las manos, en las partes genitales, en las axilas... Produce un picor muy intenso, sobre todo por la noche, y después genera unas pequeñas lesiones”, de modo que el diagnóstico se realiza de manera “visual, no requiere de pruebas especiales”. 

Evolución de la sarna en Navarra

Se transmite de persona a persona

La escabiosis se transmite entre humanos por contacto estrecho directo (convivientes, cuidadores, pareja sexual) o por la ropa. “Al ser transmisible, mientras una persona tenga la infestación y no se la cure, puede contagiar”, expone y, por ello, incide en la importancia de la detección temprana. “Siempre hay que pensar que donde hay un caso, si se busca, hay más. El tratamiento hay que hacerlo a todo el grupo, a la persona diagnosticada y a sus contactos, para garantizar que no quede nadie con algún parásito que pueda llegar a reactivar el brote”, sostiene el facultativo, que valora que “no es un tema que tenga ingredientes para ser alarmante”, aunque “hay que intentar controlarlo para que no vaya a más”. En este sentido, Salud considera fundamental “detectar todos los casos que puedan tener relación con el brote, incluyendo contactos estrechos no domiciliarios; planificar y coordinar el tratamiento simultáneo de todos; y explicar bien el procedimiento del tratamiento”.

Así, tras señalar que este aumento de la sarna también se detecta en el Estado y en otros países europeos, el doctor Castilla dice que “el control de la transmisión no es muy complejo. Llevando una vida un poco organizada –teniendo una higiene normal y no compartiendo ropa– en principio podríamos no asumir riesgos. No es algo que sea particular de Navarra. Estamos en una dinámica en la que quizá la gente viaja más, también hay modificaciones de estilo de vida y eso igual da alguna facilidad a la transmisión”. No obstante, reconoce la dificultad que entraña planificar el tratamiento, porque hay que realizarlo a todo el grupo “a la vez”, además de limpiar la ropa y materiales que puedan tener el parásito: “Tiene cierta complejidad organizativa hacerlo bien”. Las recaídas son generalmente porque la organización “falla”.

EL TRATAMIENTO

  • Farmacológico. El tratamiento debe hacerse simultáneo y coordinado en todas las personas con lesiones (casos) y en aquellas que, sin tenerlas, hayan tenido contacto estrecho con los casos. La terapia más habitual es la aplicación tópica de permetrina en crema al 5% en todo el cuerpo desde el cuello para retirarlo al lavarse 8-14 horas después; una aplicación que conviene repetir a los 7 días. Los contactos estrechos, por su parte, se aplican la crema una sola vez y al mismo tiempo que los casos. Si pasados unos días no se constata la curación de todo el grupo, puede ser necesario repetir el tratamiento. 
  • Control ambiental. Además del tratamiento, hay que limpiar, lavar o poner en cuarentena la ropa y materiales que puedan tener el parásito. Así, para manipularlos los expertos recomiendan llevar guantes. También aconsejan lavar a 60 grados la ropa interior, prendas de vestir, toallas, sábanas, fundas de almohadas, colchones y de sillones usadas los 3 días anteriores al inicio del tratamiento. Aquellos objetos personales que no puedan ser lavados se introducirán en una bolsa de plástico herméticamente cerrada durante 7 días, ya que el ácaro no es capaz de sobrevivir más de ese tiempo fuera de una persona. Los elementos grandes que no puedan lavarse, como colchones, sillones o tapicería, pueden limpiarse mediante aspirado o limpieza al vapor. Además, los casos confirmados deben evitar el contacto con otras personas hasta pasadas 24 horas del tratamiento y llevar las lesiones cubiertas. 

EL APUNTE

  • Apoyar a los estratos más desfavorecidos. Castilla reconoce que “donde más cuesta resolver la sarna es en los estratos más desfavorecidos” y aboga por proporcionarles “un apoyo adicional”. También dice que parte de los contagios son por transmisión sexual y, en este caso, “el preservativo puede no ser eficaz para prevenir”.