Karolina Sarasua, de 19 años, es futbolista de Osasuna B, con quien ascendió a 2ª RFEF la temporada pasada. Hace dos años, vivió un episodio de acoso en un partido en Santander ante el equipo Nueva Montaña. “Estaba jugando normal cuando un grupo de chavales menores que yo empezaron a insultarme”, cuenta la jugadora, que en aquel momento tenía 17 años. Durante todo el partido, tuvo que aguantar frases como “si metes gol te violo”, “súbete la camiseta para que te veamos las tetas” o “tienes cara de chuparla bien”.

"Hay que denunciar por las que vienen detrás y por las que no han podido"

KAROLINA SARASUA - Jugadora de Osasuna B

Cuenta que durante el partido hizo “oídos sordos, aunque obviamente te enteras”, porque le llegaron a gritar también a su compañera que jugaba en la otra banda. En cuanto se cumplió el tiempo, acudió a la colegiada para denunciar. “No tuve ninguna duda, la principal razón por la que denuncié fue porque me imaginé que les dijesen esas cosas a niñas más pequeñas y pueden no querer volver a jugar a fútbol y que gente así le quite el sueño a una niña es lo peor que le pueden hacer”, explica. El caso fue a juicio, en el que le presentaron a un chico para que Karolina identificase si era uno de los agresores. Sin embargo, no le pudo reconocer porque “les escuchaba pero no les miré detenidamente, no pude decir con certeza que era él”, por lo que el caso no fue más allá de que el club santanderino les expulsara. 

Siempre hay que denunciar, por las que vienen detrás nuestra y para ayudar a las que lo han sufrido y no han podido contarlo”, sentencia Karolina y defiende que “hay que dejar claro que comportarse así tiene consecuencias”. En esta línea, asegura que el caso de Jenni Hermoso “puso las cartas sobre la mesa” y ayudó a tomar conciencia sobre la dimensión de estas agresiones. “ Si lo puede hacer un presidente, lo hace también un chaval de 19 años”. 

Karolina es optimista respecto al futuro y cree que “mucha gente está rectificando”, aunque también lamenta que siempre vaya a haber gente que no cambie su forma de pensar. Por eso, defiende la educación en casa como una herramienta vital para eliminar las agresiones sexistas. “Hay que enseñar desde pequeños cómo valorar a cada persona, mujer y hombre, de forma correcta”. Asimismo, resalta el papel de los colegios y su deber de inculcar respeto, de la misma manera que debe ocurrir en las cuadrillas. “Es muy importante que si un amigo dice algo inadecuado el resto se lo señalen. No hay que dejar pasar estas cosas, por pequeñas que sean”, defiende. Solo con avances realizados entre todos como sociedad se puede lograr que situaciones como la que sufrió Karolina queden en el pasado.