A Mikel Aranguren, trabajador de la empresa pública de Berriozar Berrikilan, realizar el trayecto de Pamplona a Valencia, cuyos accesos están colapsados tras el paso de la DANA y la llegada de miles de personas voluntarias, le costó más de 10 horas, pero después de largas colas a la entrada de Valencia, consiguió llegar al municipio de Silla, desde donde se coordinaba la ayuda.
"Salimos el viernes con una furgoneta llena, incluso se quedaron cosas en el polideportivo de Berriozar que no nos entraron. Al llegar a Silla nos organizaron y al día siguiente partimos en un convoy a Paiporta. Al llegar allí nos dimos cuenta que las imágenes y vídeos no reflejaban ni un 10% de la devastación que hay", comenta Mikel, que este pasado domingo regresó a Navarra tras tres días en la zona 0 de la catástrofe.
El paisaje, relata, es desolador. En Paiporta y Picanya, las localidades en las que han estado, no se ha salvado ningún coche y prácticamente todos los negocios (tiendas, bares, restaurantes, farmacias, estancos, etc.) han sido devastados. "Los vecinos siguen en shock. No paran de limpiar el lodo, de sacar muebles y de achicar agua. Hay gente que se derrumba porque lo ha perdido todo: casa, coche y negocio, y no saben cómo van a salir adelante a partir de ahora", señala Mikel.

Este trabajador de Berriozar viajó a Valencia con una amiga de Vitoria, y abordo de su furgoneta formaron parte de un convoy de ayuda para repartir agua, comida y herramientas, que habían sido recogidas previamente en el polideportivo de Berriozar. "Dejamos todo en el colegio Baladre de Picanya, desde donde se coordinaba la ayuda. Después, hicimos dos o tres viajes en la furgoneta para repartir agua a zonas donde todavía no habían podido repartir. Al llegar, los vecinos agradecieron el agua como si fuese oro", recuerda.
Agradecimiento a la solidaridad
Tras esos viajes, las autoridades no les volvieron a permitir el acceso a la zona afectada con la furgoneta, "la coordinación de las autoridades allí fue nefasta", por lo que cogieron cepillos y palas y estuvieron durante horas sacando muebles de domicilios y limpiando las calles y las casas de lodo. El domingo por la mañana, antes de emprender el regreso a Navarra, entre palada y palada percibieron una mayor presencia policial y del ejército.
"Estábamos trabajando y vimos muchos militares. Pensábamos que vendrían por fin a ayudar, luego ya nos enteramos de que estaban allí por la visita de los reyes. La verdad es que los vecinos están súper agradecidos con la ayuda y la solidaridad que están recibiendo, cuando les decíamos que veníamos desde Navarra muchos no daban crédito. Pero a pesar de que la respuesta de la gente ha sido increíble, la respuesta política ha sido nefasta y el enfado que tienen los vecinos con ellos es brutal", comenta Mikel, que baraja la posibilidad de realizar un nuevo viaje solidario a las zonas afectadas de Valencia próximamente.