El abordaje de las violencias invisibles, aquellas como las prostitución, la violencia vicaria, la económica o aquella que se ejerce contra personas con discapacidad intelectual, menos conocidas que la física o la sexual pero que dejan una huella profunda, ondeó este jueves el auditorio principal de Civican en la VII Jornada sobre Violencia contra las Mujeres organizada por la Delegación del Gobierno en Navarra.

En los últimos datos que proporciona el Sistema Viogén, el Sistema de Seguimiento Integral en los casos de violencia de género, aparecen a finales de octubre que en la Comunidad Foral hay 1.941 son casos activos (afectan a 1.892 víctimas y a 1.900 agresores) y por niveles de riesgo queda como sigue: 48 son casos de riesgo alto, 342 son de riesgo medio, 805 son de riesgo bajo y 746 son de riesgo no apreciado.

En el 21,8% de los 1.941 casos activos hay menores víctimas de la violencia de género (en 305 casos hay menores en situación de vulnerabilidad y en 119 en situación de riesgo). En cuanto a las víctimas con menores a su cargo suponen el 56% del total de casos activos, hasta 1.061 víctimas navarras tienen hijos o hijas con ellas.

En el marco de dicha jornada, la delegada del Gobierno en Navarra, Alicia Echeverría, cargó contra los “discursos negacionistas” de la violencia de género y los ha calificado como “otro tipo de violencia contra la mujer”. “La violencia de género ha sido una cuestión de Estado, en el más amplio sentido de la palabra, y nos implica al conjunto de los ciudadanos”.

La delegada destacó que las víctimas “no son solo víctimas, sino supervivientes, de una violencia que les ha minado la autoestima, les ha generado inseguridad y les ha dejado cicatrices que las han acompañado toda la vida”. Asimismo, la delegada subrayó que “no debemos olvidar que estamos ante un problema estructural que requiere una intervención transversal e integral, con la máxima implicación de toda la ciudadanía”.

Aunque reconoció los avances logrados en términos de sensibilización social, recursos y políticas públicas, ha insistido en la importancia de “explotar al máximo” las herramientas legales y formativas disponibles “para avanzar hacia una sociedad más igualitaria y libre de violencia”.

Entre estas formas de violencia, Echeverría destacó la económica, “una forma de control que ha utilizado el agresor para generar dependencia a través de la privación intencionada de recursos materiales o económicos”. Además, mencionó la violencia social, que “busca aislar a la víctima de su entorno cercano”, y la vicaria, “aquella que se ha ejercido sobre los hijos e hijas para causar sufrimiento a la mujer”.

LA METÁFORA DEL ICEBERG

Por su parte, Estrella Lamadrid, jefa de la Unidad de Coordinación contra la Violencia sobre la Mujer, utilizó una metáfora para explicar el impacto de estas violencias normalizadas. “Si nos hemos imaginado la violencia contra las mujeres como un iceberg, estas violencias invisibles se han encontrado en la base del bloque de hielo, cubiertas por toneladas de agua”.

Por eso, propuso un cambio cultural para desmantelar esta base “calentando el agua alrededor de este bloque de hielo”, continuó, ya que “será la única manera de disolverlo”. “Esto es lo que vamos a hacer hoy, aquí y ahora: calentar el agua a unos cuantos grados para que la base de este iceberg se vaya licuando y toda la estructura en la que se apoyan los valores y creencias machistas se debilite”.

Durante la mañana en el auditorio pamplonés se pudo escuchar a la historiadora Amaia Nausia, profesora de la UPNA, en una conferencia titulada ¿Vírgenes o putas? Construcción del ideal de feminidad y violencia contra las mujeres a lo largo de la historia, a la psicóloga Sofía Remón, que habló como coordinadora de la UAVDI de Violencias contra la mujer con discapacidad intelectual, además de las conferencias sobre prostitución, violencia vicaria y violencia económica de la profesora Ranea, la magistrada Erice y la abogada Maribel Martínez, respectivamente.