hivite preside el Gobierno de Navarra desde el 2 agosto de 2019 porque la abstención de cinco de los siete parlamentarios de EH Bildu permitió que se materializara el acuerdo entre PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E, y neutralizó los 20 votos en contra de Navarra Suma. Desde entonces, la coalición de derechas ha torpedeado, dentro de sus limitadas posibilidades, el quehacer diario del Ejecutivo como lo demuestra que también rechazó los Presupuestos de 2020, que salieron adelante con apoyos similares a los de la investidura. Ya con la irrupción de la pandemia hubo momentos puntuales en que Navarra Suma no se atrevió a hacer oposición frontal, si bien no ha tardado en criticar la gestión de Santos Induráin y pedir de forma reiterada su dimisión.

Sólo por todo lo anterior, su oferta de extender un cheque en blanco para facilitar los próximos Presupuestos era tan poco creíble como un claro intento de desestabilizar el Gobierno.

Ahora Javier Esparza reprocha a Chivite haber aislado al 40% de la población, pero no es cierto. Simplemente, el PSN ha optado por continuar el entendimiento con Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E, que suman 137.944 votos y 19 escaños tan legítimos como los 127.356 votos y 20 escaños que consiguieron UPN, PP y Ciudadanos en los comicios del año pasado. Y que el PSN haya optado por entenderse con estas cuatro fuerzas de izquierdas para liderar el Gobierno, en lugar de poner sus votos al servicio de una derecha que confiesa tener muchas cosas en común con Vox, es simplemente la alianza más natural. Lo extraño y lo que lamina al PSN es ser la muleta de organizaciones políticas donde abundan quienes no han roto con el franquismo, que han demostrado ser unos pésimos gestores de Navarra y que, desde que están en la oposición, ponen a parir a la Comunidad Foral cada vez que traspasan su muga.