PAMPLONA - Javier Chocarro trabaja en el aeropuerto de Pamplona desde 1990. También lo hizo en la antigua torre. Hoy es el jefe de mantenimiento de un servicio que se encarga de supervisar que todos los equipos de comunicaciones y todos los sistemas de radioayudas funcionen a pleno rendimiento las 24 horas del día, los 365 días del año. “Nuestra obsesión es la fiabilidad”, admite Chocarro, uno de los ocho trabajadores de Enaire encargados del mantenimiento en la torre de control de Pamplona.

Su lugar de trabajo habitual está en la planta inferior de la misma torre, donde se encuentra la sala principal que alberga todos los equipos, conectados por cientos de metros de cables de tensión y red que circulan por las tripas de la instalación. “En la sala de equipos tenemos situados las conexiones con el centro de Torrejón; los sistemas de comunicaciones de voz que utilizan los controladores, tanto para comunicarse con los aviones como con otros aeropuertos o con el propio centro de control de Madrid. Para ello tenemos líneas dedicadas, exclusivas, para garantizar la comunicación en todo momento. También tenemos los receptores de los equipos de radio y las radioayudas, que son los equipos que sirven a los aviones para trazar sus rutas, que están monitorizados y supervisados en la torre”.

Pero la estrella de la sala son los equipos del SACTA, el Sistema de Automatización de Control del Tránsito Aéreo. “Es un sistema informático muy complejo que ayuda a los controladores a separar los aviones, sin él sería impensable el tráfico aéreo actual. Su principal característica es que es muy fiable, es prácticamente infalible. Si fallara, inmediatamente se arrancaría otro equipo que haría la misma función”.

Y es que para garantizar el funcionamiento de la torre de control y el trabajo de los controladores en todo momento, Chocarro explica que “hay redundancia de equipos. El SACTA, las radios, etc. están todos duplicados para salvar cualquier incidencia. Las comunicaciones, que sería lo esencial, están garantizadas en todo caso, incluso con un sistema de baterías al estilo de los quirófanos de los hospitales para que el controlador pueda seguir trabajando. Definitivamente, nuestra obsesión es la fiabilidad”, recalca el jefe de mantenimiento de la torre de control de Pamplona. - J.M.S.