pamplona - La Clínica Universidad de Navarra (CUN) ha incorporado a su centro de Pamplona el sistema HIFU (High-Intensity Focused Ultrasound), una nueva “tecnología de ultrasonidos de alta intensidad guiados por resonancia magnética, que es una terapia no invasiva, ambulatoria, no requiere hospitalización, y que ofrece un resultado inmediato para los pacientes con temblor esencial y con temblor de la enfermedad de Parkinson”, explicó ayer el director general del centro, José Andrés Gómez Cantero. Una “tecnología novedosa” que ha supuesto una inversión de 2,5 millones de euros.

El procedimiento, implantado en otros tres centros del Estado y que hasta el momento la CUN ha utilizado con éxito en siete personas desde el pasado mes de septiembre, “permite ayudar a una serie de pacientes que actualmente no podíamos ayudar. No sé hasta qué punto es una técnica que va a sustituir a la cirugía convencional, lo que sí sé es que va a ayudar a muchos pacientes que no son candidatos a cirugía”, como por ejemplo las personas mayores de 65 años, indicó el doctor Jorge Guridi, director del departamento de Neurocirugía. En esta línea, la directora del departamento de Neurología, María Cruz Rodríguez Oroz, destacó como bondades del nuevo tratamiento “que no hay que hacer cirugía, con lo cual eso tiene muchas ventajas; que el paciente no tiene implantado un material, que es una prótesis, que se le puede infectar o puede tener problemas de mal funcionamiento; que no está sujeto después a programaciones, a tener que hacer consultas para modificar los parámetros de estimulación en función de lo que vaya ocurriendo; y que se abre a muchos candidatos que hasta ahora no pueden ser tratados bien por un asunto de edad o bien porque tienen patologías que contraindican directamente una cirugía”. Así, concluyó la especialista, “estamos en un escenario en el que cosas que hasta ahora no las tratábamos o que para tratarlas necesitábamos hacer una cirugía y colocar un electrodo que luego lleva una pila subcutánea con la que se programa y es la fuente de energía del electrodo, vamos a poder tratarlos de esta manera mucho más segura y mucho más simple”.

proceso El procedimiento se realiza con el paciente despierto, sin medicación y situado dentro de la resonancia magnética. El equipo permite “localizar la lesión y visualizar el efecto del HIFU en la diana, además de hacer una evaluación neurológica del paciente durante la aplicación del tratamiento, observando la mejoría del temblor in situ”, explicó Guridi. La tecnología focaliza cientos de fuentes de ultrasonidos en un punto del cerebro, donde, tras probar a una temperatura elevada (50 grados) pero con efectos aún reversibles que es el lugar diana donde se focaliza el problema, se eleva la temperatura hasta 60 ºC para lesionar la zona origen del temblor con el fin de que éste desaparezca.

El Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea, según explicó el director general, está derivando a la CUN “pacientes para la cirugía y a ellos les vamos a ofrecer esta posibilidad”, que cuesta al paciente privado 20.000 €. En este sentido, la directora de Neurología señaló que “al año estarán tratando a alrededor de 17 pacientes más o menos” del sistema público y “en el momento actual consideramos que puede haber más candidatos simplemente porque algunos que tienen contraindicación para una cirugía ahora no la van a tener, pero es imposible saber cuántos”.

Osasunbidea . La doctora María Cruz Rodríguez Oroz señaló que los neurólogos del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea que nos remiten pacientes para la cirugía ya conocen la nueva técnica y, de hecho, “nos han mandado pacientes y hay pacientes tratados”.

Origen. Hasta ahora, informó la CUN, se desconoce el origen del temblor, altamente incapacitante, aunque se sabe que en el núcleo ventral intermedio del tálamo hay neuronas marcapasos, que producen una red sincrónica de descargas neuronales desencadenante del temblor y cuya eliminación o boqueo hace que desaparezca.

Tratamiento. Al paciente, según explicaron, se le rasura la cabeza, se le pone un marco de estereotaxia, se tumba en la camilla de la resonancia, se le coloca una membrana sobre la cabeza para evitar quemaduras en la piel y un casco que emitirá los ultrasonidos, los cuales calientan la diana elegida y producen una lesión localizada que elimina los temblores. Los profesionales sanitarios comprueban en la misma sala, sin que se levante el paciente, que ha funcionado el tratamiento -que se prolonga unas dos horas y media o tres-.

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La doctora Rodríguez explicó que “el temblor es el trastorno del movimiento más frecuente” y tanto el trastorno esencial como el de la enfermedad de Parkinson “afectan en su conjunto a seis de cada mil personas mayores de 65 años”.