pamplona - El fin de semana en el que Daniel de la Fuente Velado perdió la vida con solo 22 años lo pasó preocupado por un desencuentro con su novia desde hacía siete meses, una estudiante de Biología que estaba de Erasmus en Noruega. Primero, el sábado, el joven acudió con sus padres a Urgencias para tratarse de un cuadro de ansiedad autolimitada (es decir, al llegar al hospital ya no tenía ese cuadro). Se le dieron dos orfidales, para tomarlos solo si volvía a estar nervioso, y pidió un justificante de baja porque al día siguiente trabajaba. Según sus padres, Daniel admitió en la consulta que había acudido a Urgencias “para llamar la atención”, porque su pareja, que estaba de excursión por un paraje noruego, no le había contestado al WhatssApp ni al teléfono en todo el día. Así, yendo a devolverle un libro a la hermana de su pareja, los padres le propusieron -al ver que respiraba hondo y que necesitaba abrir la ventanilla del coche- acudir al médico. Él aceptó. Al regresar, se fue a dar una vuelta de madrugada para airearse. Su madre avisó a sus compañeros de bajera y le buscaron. Dani terminó tranquilizándoles, diciéndoles que estaba bien. Se encontró con dos amigos que le llevaron a la bajera. La madre incluso fue allí para verle y acompañarle. Ya el domingo, la víctima consiguió contactar con su pareja. Sus padres dicen que lo vieron más tranquilo y que, a la noche, tras volver de una exhibición de rap en Logroño, les comentó que no entraran a su habitación porque iba a telefonear a su novia. La chica declaró en el juicio sobre su conversación: “Me contó que había estado con otra chica y que estaba dolido porque no me lo había dicho antes, porque no había sido sincero. No teníamos una relación cerrada, pero sí de confianza. Y por eso me sorprendió. Le dije que necesitaba pensarlo”. Algo más tarde, con Dani ya acostado, la novia le envió un mensaje: “Entiendo tus razones, no pasa nada, te quiero y no te preocupes”. Ahí decidió Dani salir de casa en pijama. “Eran las 2.00 y decía que quería ver su cara”, manifestaron ayer los progenitores. “Le dijimos que pensara lo que hacía, que no hiciera locuras de irse a Noruega. Nos preocupamos que se fuera porque al poco rato entraba a trabajar y al mediodía tenía una entrevista para VW. Pero le dejamos ir. Nos decía que si no le abríamos la puerta, saltaba por la ventana (viven en un 1º). Y se fue con la comida en la mochila y varios paquetes de tabaco”, que aparecieron luego en el suelo, junto a la furgoneta. - E.C.