san salvador - Los cuerpos de los salvadoreños Óscar Martínez y su hija Valeria, ahogados el pasado domingo en el río Bravo tras el fallido intento de cruzar a Estados Unidos desde México, llegaron ayer a El Salvador.

Los restos de los migrantes ingresaron por la frontera con Guatemala, conocida como La Hachadura, pasadas las 08.00 hora local en dos vehículos de una funeraria.

Los cuerpos son trasladados hacia San Salvador por carretera y se espera que lleguen al sitio en el que se realizarán la exequias y la inhumación cerca de las 11.00 hora local tras recorrer más de 120 kilómetros.

El pasado 28 de junio arribó al país centroamericano Tania Vanessa Ávalos, esposa de Óscar y madre de la niña de menos de dos años de edad, para esperar la llegada de los cuerpos de sus familiares desde México.

Ávalos salió el jueves desde el municipio de Matamoros, en el nororiental estado de Tamaulipas, junto a los cuerpos de su esposo Óscar y Valeria rumbo a la ciudad de Monterrey, en Nuevo León.

La joven, que logró ser rescatada de las aguas del río que divide a México de Estados Unidos, llegó acompañada del cónsul salvadoreño en Monterrey, Rafael Rosales.

Las autoridades salvadoreñas explicaron que los fallecidos son trasladados por tierra hacia El Salvador porque “es un procedimiento mucho más rápido y muchos más directo”, y permite tener un mayor “cuidado de los cuerpos”.

desesperación En los últimos días, la imagen de la trágica muerte del padre y la hija acaparó la atención internacional al reflejar la desesperación de los migrantes centroamericanos que buscan asilo en Estados Unidos.

La estremecedora instantánea muestra los cuerpos de Óscar y su hija Valeria que yacen boca abajo a la orilla del río del lado mexicano. La crisis migratoria que se vive en las dos fronteras mexicanas se ha agudizado después de que Estados Unidos diese al país un ultimátum para acabar con el flujo migratorio.

Las autoridades de El Salvador sostienen que entre las razones que motivan la migración irregular se encuentran la búsqueda de mejores condiciones de vida, la reunificación familiar y la violencia de las pandillas. - Efe