“Fue volver a nacer. Gracias a mi hermano cambié totalmente de vida, dejé la máquina, dejé la hemodiálisis y en poco tiempo trasplantado tenía una nueva vida”, sostuvo Félix Garmendia, vecino de Etxarri Aranatz de 67 años, que se convirtió en la primera persona a la que se realizó un trasplante de donante vivo en Navarra. Desde entonces han pasado 42 años y actualmente es el trasplantado más longevo de la Comunidad Foral, por lo que “no hay forma de agradecer al donante, a los médicos, a las enfermeras...; estoy súper agradecido a todos”.

El 25 de mayo de 1977 Félix recibió un riñón que le donó su hermano Jesús Mari. “Es él el que debería estar hoy aquí”, reconocía sin perder la sonrisa. Este paciente “un poco rebelde”, como él mismo se definió, quiso transmitir a “los que están esperando o en diálisis que se puede vivir, pero además bien, que tengan en cuenta que hay porvenir” y a los posibles donantes, que “dan vida al paciente y ellos pueden vivir igual”.

Además de Garmendia, entre los 16 pacientes trasplantados que asistieron ayer al acto de conmemoración del 50 aniversario del primer trasplante de riñón, se encontraba Rosa Marín, vecina de Berriozar de 54 años, que fue una de las primeras mujeres en el mundo en quedarse embarazada tras esta intervención, de manera que tuvo tres hijos, y que hace cuatro años fue trasplantada de nuevo. “Cuando me trasplantaron la primera vez empecé a trabajar en la limpieza y he estado trabajando hasta que rechacé el riñón y entré en diálisis. Es una alegría que te trasplanten, porque no tienes que depender de máquinas”, indicó.

Otro paciente que participó en la mesa redonda, el deportista Josu Martín, señaló que procura “a diario que esto dure lo máximo posible, darle la mayor vida a este regalo que me han hecho”. Por ello, agradeció especialmente a las familias que “en uno de los momentos más complicados toman la decisión de regalar algo tan bonito como es la vida”.

Todos estos testimonios fueron escuchados con atención por el doctor Diego Martínez Caro, de 89 años, que fue uno de los especialistas que participó en aquel primer trasplante de riñón que se realizó en la noche del 19 de septiembre de 1969. Ayer, tras el acto para recordar una intervención histórica para la Comunidad Foral, este cirujano cardiovascular confesó que lo vivía “como un sueño; hasta el punto de que cuando he entrado y he visto el cartel que había, le he hecho una fotografía”.

El doctor Martínez Caro, natural de Sevilla pero residente en Pamplona, trabajó en la puesta en marcha de la Clínica Universidad de Navarra, que se inauguró en 1962. Recuerda que fueron años en los que tuvieron que empezar “a hacer de todo”. “Fiché a un compañero con el que había estado en París y a otro amigo de Roma, Cortesini, y los tres nos pusimos a cavilar y pensamos que sería útil hacer un trasplante de riñón utilizando las técnicas de cirugía vascular”, expuso, para reconocer después que “en aquella época simplemente el pensar en hacer un trasplante de riñón ya era una aventura, pero hacerlo aquí, en un sitio donde no existía experiencia ninguna...”. Además, señaló que esta intervención supuso, por un lado, “mejorar nuestras habilidades y nuestras posibilidades quirúrgicas y, por otro, espolear a los nefrólogos y a los urólogos para que establecieran las indicaciones para trasplantar y, concretamente, las donaciones”. Martínez Caro, que también fue pionero en el trasplante cardíaco, concluyó que “los avances y las posibilidades no tienen límites; la gente que ha venido detrás y la que vendrá nos pueden superar en muchas cosas”.