- En todo el sector hostelero de Navarra, quien está soportando un cierre más rápido son las discotecas y salas de fiesta, que apenas pudieron abrir durante tres semanas a comienzos de verano y que suman por tanto casi siete meses completos sin actividad. Una situación insólita, que afecta a un grupo pequeño de empresas, pero del que viven unas 500 familias.

“Está siendo muy duro”, explicaba ayer Carlos Tabar, portavoz de la asociación de discotecas y empresas, que recordaba además “las medidas de seguridad adoptadas por los establecimientos” y dudaba que sea legal ordenar un cierre sin fecha de apertura. “No nos están dando ni la oportunidad de reinventarnos”, explicaba Tabar, quien recordaba ayer que, tras el confinamiento, muchas discotecas se vieron obligadas a invertir en medidas de seguridad. “Tuvimos que poner mesas y sillas en las pistas de baile. ¿Para qué?”. Junto a ello, los locales soportan en muchos casos el pago de elevados alquileres que, o se condonan, o terminan convertidos en una deuda que no deja de crecer.

Tanto a las discotecas como a los bares y a los hoteles atienden las empresas proveedoras de bebidas, alimentación o incluso utensilios, que también han experimentado este año las caídas de facturación más acusadas de su historia. Javier Delgado, de Canasa Logística, acudió ayer a la rueda de prensa conjunta de los hosteleros, en calidad de presidente de Asdivena, la asociación sectorial. “A nosotros también nos afecta esto, por supuesto. En lo que llevamos de año estamos facturando en torno a un 52% menos”.

Delgado explicaba que, desde el comienzo de la crisis, solo en septiembre alcanzaron unas cifras apreciables, con un 25% de caída respecto al año anterior, y que ya en los primeros días de octubre notaron el empeoramiento. “Abril fue el peor mes , con un 98% de caída”. El sector factura 380 millones de euros y emplea a 2.000 personas.