En este Mundial hemos visto un dominio “sin despeinarse” de Dinamarca. Ha ganado cuando ha querido y como ha querido. Además, con muy pocas rotaciones y con unos jugadores muy completos: Mathias Gidsel, MVP, acompañado de Emil Nielsen en la portería, los fantásticos extremos que tiene el equipo, Pytlick...
Una cosa está clara. Croacia, si no llega a jugar en su cuadro, no hubiera llegado a la final, porque se han visto todas las carencias que tenía. Antes de este duelo decisivo, se ha disfrutado de un partido muy bonito por el tercer puesto que se lo ha llevado Francia ante Portugal por un gol en el último suspiro. La selección lusa ha tenido sus opciones y ha sido la sorpresa grata de este Mundial, con jugadores muy jóvenes como los hermanos Costa. O un defensor espectacular como Salvador Salvador, sin olvidar a Frade en el pivote. Quizás su punto débil es la portería que, sin embargo, funcionó ante los Hispanos.
España ha finalizado en el puesto 18º, la peor clasificación histórica en los Mundiales, aunque en esta edición competían 32 equipos. La anterior eran 24. ¿Reflexión? Que hay mucho que trabajar y que andar, para ver si puede volver a los puestos top tanto de Mundiales como de Europeos. La próxima cita continental es también por el norte de Europa, en Dinamarca, Noruega y Suecia, y hay que enfocar el tema al Mundial de 2027 en Alemania o al Europeo de 2028 que España comparte con Portugal y Suiza. Sin olvidar los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.
Hay que ver si con todo lo que viene empujando de abajo en cuanto a juveniles y júnior, con sus títulos correspondientes, puede haber un buen desarrollo y regresar así a lo alto de nuevo, porque va a ser difícil entrar en el ránking de los cinco primeros. Ahí está el trabajo de Jordi Ribera y de su equipo. De momento, esto es un dominio absoluto de Dinamarca. Sólo cabe preguntarse, ¿hasta cuándo?
*El autor es técnico navarro de la Federación Española de Balonmano