pamplona - Rafa J. Vegas es más que conocido en el mundo del rock por ser el bajista de Rosendo. Ayer, antes de las pruebas de sonido en el Navarra Arena, el músico madrileño charló con DIARIO DE NOTICIAS, no sobre el concierto, que también, sino sobre su primer libro, Mil maneras de volver al hotel, que ha publicado de la mano de Desacorde Ediciones y que hoy presentará, acompañado de Kutxi Romero y la editora Begoña Loza, en el Mesón del Caballo Blanco a las 12.30 horas.

El libro es un colección de anécdotas e historias reales acumuladas a largo de mas de 30 años de carretera y rock. Sus páginas son, principalmente, el reflejo de lo que sucede antes y, sobre todo, después de los conciertos. “Para escribir el libro he tirado de memoria, porque no tomo notas de lo que sucede... y quería contarlo antes de que se me borre el disco duro... Para darle forma, lo que hacía era ponerme un titular, y desarrollarlo”. Y es que Rafa tiene una memoria casi fotográfica. “Si es un bolo normal resulta más difícil recordarlo, pero si ha sucedido algo digno de contar, que saca a ese concierto de la rutina, sí que me acuerdo. Como suelo decir, si hay sangre es más fácil de recordar”, explica el músico. Lo que parece claro es que si el concierto no tiene una noche digna de memorizar, “se queda un poco cojo, pero es algo que no pasa nunca... Soy incapaz de, con toda la adrenalina, de meterme en la cama después de un concierto. Alguna vez lo he intentado... me he subido por la pared, me he bajado y me he ido a tomar una cerveza (risas). No te vas poner la tele”.

Pegado a las cuatro cuerdas (ayer estrenaba bajo para la última parte de la gira), Rafa se lanzó al piscina de la literatura “porque yo les contaba esta cosas a los colegas... hasta que cuando ya llegas a la cuarta vez, ya te empiezan a sugerir eso de ‘por qué no lo escribes...”.

A la hora de decidirse por las mejores, las peores o las más deseadas vueltas al hotel, Rafa lo tiene claro: “Deseadas ha habido muchas... pero esas las guardo para la segunda parte, que será más estilo a la insuperable biografía de Mötley Crüe. Entre las vueltas más difíciles... hubo una, en un after, con todo el mundo atacado, en la que me convertí en el objetivo de un novio celoso... que llegó incluso a atravesar el coche en la calle. Y las más fáciles son cuando te llevan de puerta a puerta en furgoneta”. Eso sí, casi todas sus conversaciones, escritas y habladas, se nutren de un amigable sentido del humor. “Tengo un amigo en el barrio La Concepción de Madrid que siempre dice que lo tontizo todo... es una tara, bueno tengo muchas taras (risas). Me gusta hacer juegos de palabras, y claro, quien no me conoce piensa que estoy zumbao”. Eso ha provocado que en las páginas el lector se encuentra más con el personaje que con la persona. “Yo no lo sabía, pero el personaje está muy bien para contar determinadas historias porque puedes delegar y refugiarte en él. Lo que sí me ha dicho mucha gente es que hay un punto de bondad y de cariño que yo no conocía de mí mismo. De hecho, cuando lo empecé a leer me parecía horrible, parecía un periodista deportivo, hasta que otros me dijeron que no estaba tan mal”.

Saltando de nuevo al instante presente, el libro ve la luz en un momento muy importante de la vida de Rafa, ya que Rosendo se despide de los escenarios. “Al principio lo tomé muy mal, luego me dio vértigo... Y me di cuenta de que estaba pasando por todas las fases de un duelo por la muerte de alguien o una ruptura sentimental: duelo, rabia... Ahora ya estoy en la de aceptación y me parece hasta sano, he asumido que esta etapa se va a acabar y lo llevo con alegría”.

Volviendo a las historias que sustentan el libro, Rafa reconoce que se ha autocensurado “bastante. En el siguiente me autocensuraré menos, porque como ya no tendré miedo a ser despedido (risas). Pero creo que también se pueden contar las cosas sin tener que dar muchos nombres, sin identificar al que tiró la tele por la venta (risas)”.

Mil maneras de volver al hotel cuenta con prólogos escritos por Rosendo Mercado, El Gran Wyoming y Rakel Winchester y una contra relatada por Kutxi Romero. - F.F.G.