pamplona - Cuatro meses fue el tiempo que pasó Oskar Alegria viviendo en una pequeña cabaña a la orilla del río Arga, en Gorriza-Iriberri (Artazu), paraje donde creció de niño. En pleno contacto con el bosque y con la naturaleza, en un lugar que ya no era aquel que él conoció en su niñez, grabó “una película artesanal y libre”, como él la define, que ha terminado siendo Zumiriki. Ahora, un puñado de meses después, Alegria estrenará mañana el largometraje en la sección Horizontes de la 76ª Mostra de Venecia, conectando así el río Arga con las aguas que abrazan la ciudad italiana.

Y al agua alude también el título del proyecto. Isla en medio del río: ése es el significado de zumiriki. Un término que hace referencia a una isla que ya no existe en el río Arga, pero a la cual Alegria trata de acercarse y llegar, como si de un náufrago se tratase, en un viaje hasta la niñez e infancia.

La sesión de mañana será sólo la primera de las proyecciones de Zumiriki en la Mostra, ya que el largometraje del realizador navarro se exhibirá en diferentes sesiones tanto maña como pasado. En la sección Horizontes competirá frente a un viejo amigo: el director tibetano Pema Tseden, quien protagonizó la primera retrospectiva que realizó Alegria durante su etapa en el festival Punto de Vista. El filme opta a los premios de Mejor Película; Mejor director; Premio Especial del Jurado; y Mejor actor.

Zumiriki es el segundo largometraje de Alegria, que debutó en 2012 con Emak Baki, con la que obtuvo 17 premios internacionales.