- La artista pamplonesa Sagrario Azcona presenta en el Polvorín de la Ciudadela El instante en el que se cierra el círculo, una exposición con la que defiende su forma de hacer arte desde la intuición, con el color y la experimentación con diferentes materiales como carta de presentación.

La muestra se puede visitar de martes a sábados en horario de mañana y tarde -de 11.30 a 13.30 horas y de 18 a 20.30 horas- y los domingos y festivos por las mañanas -de 11.30 a 13.30 horas- hasta el próximo 14 de marzo. Sagrario Azcona exhibe un estilo artístico muy personal en el que crea desde la intuición, dibujando desde el instinto, desde lo primario, lo genuino. Esto se manifiesta en la sencillez de las formas que presenta su obra y en los motivos que utiliza, informó el Ayuntamiento de Pamplona en un comunicado en el que indica que la luz es una de sus señas de identidad. Otra de las insignias de su obra es la utilización de distintos tipos de materiales. Así, junto con la pintura, se pueden encontrar expresiones artísticas a través de la lana, la seda, el papel japonés, los tintes naturales, el vidrio o diferentes materiales textiles. Son solo algunas de las vías escogidas para expresarse, porque su proceso de creación es “una continua experimentación”.

La importancia del color y la presencia de este en cada una de sus obras ha sido siempre un sello de presentación en su trayectoria. Azcona ve el blanco como un acompañamiento “a modo de purificación y de luz sagrada”, y recuerda cómo su fascinación por los colores le llegó cuando aun era muy pequeña, siendo precisamente el blanco “el primero que me recibió”. En su trabajo utiliza colores sanadores, puros, como el blanco, el azul y el verde, que combina con el dorado como símbolo de luz. El color es el motor que la guía creando capa a capa, línea a línea, “para la sanación, para recuperar energías, liberar emociones, sentimientos y, sobre todo, entender y aceptar”, asegura.

La pasión de esta artista por el color y por la experimentación con diferentes materiales se generó en la época en la que trabajaba en la Unidad de Cuidados Intensivos de un centro hospitalario. Al llegar a casa tras el trabajo, dedicaba unos minutos a pintar emociones, sentimientos y experiencias que había vivido durante la jornada. Ahora recuerda cómo ese ejercicio le ayudaba “a liberar el dolor, el sufrimiento y la muerte”. Así inició un camino personal de descubrimiento y experimentación, al que en paralelo se fue sumando el hallazgo de nuevos materiales, en los que encontró una vía con la que se siente cómoda para expresar sus sentimientos.

Con el paso del tiempo, ha empezado a ver el arte y su obra como un medio de comunicación consigo misma. Dejándose llevar en el momento de enfrentarse al lienzo o a la ideación de la obra, consigue que la pintura hable por ella, “hacer consciente lo inconsciente a través de la materia” para conocerse más a sí misma. Y con ello consigue hacer de su obra una expresión muy personal, llevando a la vida, a la consciencia, lo inconsciente.

En su relación con el arte, Azcona también ha visto la manera de escapar de los dolores y afecciones que han llevado a su vida las enfermedades. Cuenta que los lienzos, las formas, los materiales y los colores le han permitido en momentos duros “liberar emociones, energías estancadas, o sentimientos de todo tipo”, y a través de este ejercicio ha conseguido entender y aceptar.