El cineasta Mariano Barroso anunció ayer que no optará a la reelección como presidente de la Academia de Cine en las elecciones que se celebrarán en junio del 2022 porque es un trabajo “muy intenso” y considera que “es bueno que entre otra gente”. Barroso, que recibió el Premio Retrospectiva en el Festival de Cine en Español de Málaga, afirmó en rueda de prensa a preguntas de los periodistas que “poca gente cumple” los mandatos de cuatro años en la Academia, “que ya es mucho tiempo”, y que su “intención” es cumplirlo.

Cree que “es bueno que vaya pasando gente” y que es un trabajo que, “si quieres hacerlo mínimamente bien y te quieres implicar, tienes que dedicarle mucho tiempo, y si tienes tus proyectos personales realmente necesitas enfocar”.

Se mostró “muy orgulloso” de la labor que desarrolla en la Academia con su junta directiva, “con un montón de proyectos”, entre los que ha citado la inauguración la próxima semana de una exposición “fantástica” sobre toda la obra de Luis García Berlanga. “Vamos a relanzar la Academia en septiembre”, avanzó Barroso, que calificó como “un privilegio” presidir “la institución que aglutina al mayor número de gente del mundo del cine”. De cara al futuro, señaló que le gustaría hacer cine y tiene algún proyecto, “pero es verdad que levantar una película cuesta mucho desde hace muchos años, incluso a David Lynch, a los hermanos Coen”, aunque ahora “las plataformas tienen un gran nivel de demanda y necesitan películas y series”.

Asegura que no es “partidario de la queja y el lamento” y ve como un “privilegio” dedicarse al cine, “pero parte de la sociedad nos ve como a los titiriteros, y el éxito del cineasta es a veces simplemente poder vivir de ello”. Para Barroso, este es “un momento de muchos cambios y mucha incertidumbre, porque a lo que ya ocurría antes se ha unido la pandemia, y nadie sabe cuál va a ser el paisaje em el que vamos a despertar después de la pandemia”. “Se va a saber en septiembre si la gente vuelve a las salas. En Francia y Estados Unidos, la gente ha vuelto de forma masiva, con cifras similares a antes de la pandemia, pero son dos referencias en las que no podemos mirarnos, porque siempre han ido muy por delante”.

En España, las cifras son “muy renqueantes”, porque no está “tan asimilado el cine como algo esencial”, y quienes se dedican a este sector “no dejan de ser unos francotiradores dentro de la industria que van intentando hacer lo que pueden”, pero “nunca tienen la sensación de que hay una estructura sólida como en otras industrias”. “Hasta hace poco no me he sentido director en cuanto a tener la sensación de que vives de esto, eres un profesional y puedes tener cierta continuidad”, confesó Barroso.

Cuando se rueda la primera película, añadió, “te planteas lo que quieres hacer, plantas la meta y crees que, cuando llegas ahí, se acaban los problemas, y lo que no sabes es que ahí empiezan los problemas”. “Es un viaje iniciático en el que vas entrando y descubriendo nuevos terrenos desconocidos, y vas aprendiendo por pura experiencia emocional”.

Una de sus facetas profesionales que más valora es la de profesor, porque Barroso asegura que, “al final, como más se aprende es enseñando”. Así, apunta que “uno enseña mejor lo que más necesita aprender. A fuerza de enseñar fui aprendiendo”.